EL VUELO DEL ÁNGEL
EL RUISEÑOR DE LAS CALLES PORTEÑAS y RAÚL DE LOS HOYOS
Ángel Vargas graba dos creaciones del destacado músico saladillense Raúl De Los Hoyos, entre los años 1942 y 1950. «El ruiseñor de las calles porteñas» imprime su voz y talento interpretativo en los tangos «Un tropezón (He tenido un mal momento» y «Fondín de Pedro Mendoza».
Ángel Vargas, cuyo nombre real era José Ángel Lomio, nació en el barrio de Barracas, Buenos Aires (CABA). el sábado 22 de octubre de 1904 y falleció el martes 7 de julio de 1959, en esa ciudad. Fue conocido artísticamente como Ángel Vargas, destacado cantante de tango argentino, letrista y compositor. Formó en la década de 1940 un famoso dúo con el pianista Ángel D’Agostino. Es uno de los principales exponentes del tango rioplatense.
Su cuna fue el barrio tanguero de Barracas, de la ciudad de Buenos Aires, zona geográfica habitada, desde mediados del Siglo XIX, por personas de todos los orígenes posibles desde vascos hasta mulatos, pasando por «italianos acriollados».
Video –«Un tropezón (He tenido un mal momento)» – Ángel Vargas – Con la Orquesta dirigida por Ángel D’Agostino – Desde 1924, una sucesión de éxitos en obras de teatro y grabaciones fonográficas elevaron la figura de Raúl De Los Hoyos. Estos le dieron fama envidiable, siendo muy buscado por empresarios y autores. Así se dio el suceso del tango “Un tropezón (He tenido mal momento)” para “Las estampas iluminadas” del Teatro Sarmiento, revista de Antonio De Bassi en la cual cantó el tango, la inigualable Sofía Bozán. La letra de este tango la escribió otro gran revistero Luis Bayón Herrera, y es de 1927. Ángel Vargas con Ángel D’Agostino graban «Un tropezón» para la fonográfica norteamericana RCA VICTOR el 23 de abril de 1942.
Pasear por el barrio de Barracas, en el sur de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, es hacerlo por paisajes que fueron el escenario real o imaginario de letras de tango, novelas, poemas, relatos. Espacio de payadores que hacían de boletineros contando las noticias del día en lo albores del Siglo XX. En una esquina, en una cuadra, puede emerger hoy Ernesto Sábato, que sitúa allí la casa de Alejandra, personaje en el libro “Sobre héroes y tumbas” o el hospicio donde Leopoldo Marechal “encierra” al protagonista de su escrito, recuento autobiográfico, “Adán Buenosayres”. Homero Manzi describiendo a Barracas de entonces como «Paisaje de barrio turbio, chapaleado por las chatas, que al son de cien serenatas, perfumó su corazón».
Video – «Ñata linda» – Tango Ranchera – Ángel Vargas con la Orquesta José Luis Padula – En 1935, Ángel Vargas, despliega sus alas debutando fonográficamente con José Luis Padula grabando para Discos Odeón. Graba, entre otros, la ranchera «Ñata linda» con letra de Lito Bayardo y música de José Luis Padula.
En sus calles vivieron personajes del tango como don Ángel Villoldo nacido en Barracas (1861-1919/autor de «El choclo») que solía parar el el almacén y bar «Del arbolito», Eduardo Arolas que nació en Barracas que con menos de 20 años tocaba su bandoneón en los cafetines del riachuelo, Carlos Marcucci uno de los grandes bandoneo-nistas del Siglo XX, en gran pianista Ricardo Tanturi y se lo recuerda al rosarino Agustín Magaldi con una calle y a Agustín Bardi con un paseo. Pero sin dudas es Héctor Pedro Blomberg, autor teatral, letrista, periodista y poeta, quien más historias recrea en sus letras, con paisajes de Barracas, siendo de todas ellas una de las más destacadas “La Pulpera de Santa Lucía”, personaje que pudo tener base histórica por un establecimiento situado en las cercanías de la parroquia de Santa Lucía, el antecedente, en otro emplazamiento, de la actual iglesia de Santa Lucía.
Es Barracas uno de los barrios arquetipos del sur cantado en tantos tangos. Muchos de ellos lo nombran o mencionan sus calles, la zona adyacente al Riachuelo, sus personajes casi legendarios. Los turistas que viajan a Buenos Aires deseosos de compenetrarse con los paisajes que describen las letras de populares temas del 2×4 y valses y milongas, recorren sus calles y avenidas, donde por la noche funcionan famosas tanguerías.
Video-«Sin rumbo fijo» (Tango Vals) – Estribillo cantado por Ángel Vargas con la Orquesta Típica Víctor – 1938
Los casi 75.000 habitantes que viven en este barrio muy protagonista en el tango argentino, lo hacen en los 7.6 km2 que están delimitados por Avenida Regimiento de Patricios, Defensa, Avenida Caseros, General Hornos, Dr. Enrique Finochietto, Guanahani, prolongación virtual Ituzaingó (puente), Paracas, Avenida Vélez Sarsfield, Avenida Amancio Alcorta, Lafayette, Miravé, Lavardén, deslinde norte zona de las vías ex FF.CC. Gral. Belgrano, Avenida Amancio Alcorta, Iguazú y el Riachuelo que divide a Buenos Aires, Capital Federal de Argentina con la Provincia de Buenos Aires, que rodea y limita, junto al Río de la Plata a la gran metrópoli del sur.
Su denominación surge de la instalación de las “barracas”, naves industriales o galpones, como se dice en Argentina, que servían de depósito de los cueros de vacunos allí acumulados, listos para ser embarcados en el Riachuelo o las dársenas sureñas del Río de la Plata, camino a Europa. Esta industria se complementaba con los cercanos mataderos. Habiendo barracas en varias zonas de la ciudad, éstas eran las “barracas del Riachuelo” y son las únicas que han perdurado en el recuerdo al darle nombre a un barrio muy porteño y muy tanguero, esencia misma de la música rioplatense.
Trayectoria
Su familia se muda a otro barrio famoso, Parque Patricios. Durante su juventud se inició cantando en los bodegones de los alrededores del mercado de Abasto. Su primer escenario se produjo en un cine del Barrio de Parque Patricios (1923) presentándose como José Lomio, más tarde adoptaría el nombre artístico de Ángel Vargas. Corría 1930, año que lo encuentra cantando en la orquesta de Landó – Matino y un año después pasó a integrar el cuarteto de Armando Consani.
En 1932 tuvo una breve actuación con Ángel D´Agostino, para pasar luego con José Luís Padula.
En 1934 se une otra vez temporalmente a la orquesta de Ángel D´Agostino, actuando en el cine Florida, pasaron luego al Chantecler y deja nuevamente a D´Agostino para unirse a la orquesta de Augusto Pedro Berto, con esta agrupación actuó en Radio Argentina, con el seudónimo de Carlos Vargas. Tiempo después se unió al trío de Antonio Sureda y también formó un dúo con Santiago Devin.
En 1938 grabó algunas canciones con la Orquesta Típica Víctor, como estribillista.
En 1940 alcanza su mayor notoriedad cuando ingresa como voz principal de la orquesta de Ángel D’Agostino, también nacido en en el barrio de Barracas, y comienzan a grabar para el sello RCA Victor. Realizaron noventa y cuatro grabaciones entre aquel año y 1946, que constituyen una obra esencial del tango del Siglo XX.
Luego formó su propia orquesta, aunque sin el éxito del período anterior. Estuvo integrada por importantes músicos como Luis Stazo y José Libertella, entre otros.
Video–«FONDÍN DE PEDRO MENDOZA»-Tango-ÁNGEL VARGAS, iniciando su carrera solista con la ORQUESTA EDUARDO DEL PIANO-«Fondín de Pedro Mendoza» fue creado en 1929 con letra de Luis César Amadori junto a Ivo Pelay y música del pianista saladillense RAÚL DE LOS HOYOS. Grabado para la compañia discográfica norteamericana RCA VICTOR, el 10 de mayo de 1950.
Murió joven, a los cincuenta y cuatro años y en plena actividad. Entre sus tangos más recordados están Tres esquinas, Muchacho, Agua florida, Mano blanca y el vals Esquinas porteñas.
Era apodado como «El ruiseñor de las calles porteñas». Fue bautizado así en 1947 por el locutor y productor argentino Raúl Ástor (Su nombre real Raúl Ignacio Spangenberg Parera / 1925-1995 ).
Opiniones sobre el cantor Ángel Vargas «El ruiseñor de las calles porteñas»
El periodista Julio Nudler (1941-2005), redactor de la primera hora de Página/12, economista, periodista y escritor argentino. Escribió sobre Ángel Vargas remarcando su virtud y valor artístico: “No apeló al lucimiento vocal. Ajustó su estilo a las modestas posibilidades de su garganta, convirtiendo en ventaja lo que era un hándicap. Su recurso consistió en expresar delicada, entrañablemente, las historias que contaban los tangos, adornando algunos sonidos planos con fiorituras que recuerdan de algún modo al cante andaluz. Cuando el oyente se interna en el legado de 180 grabaciones que dejó Ángel Vargas, siente habitar un mundo armonioso, de bondad, de emoción, de sensaciones que pasan por el alma. Hay allí barrios pobres, consejeras de vecindario, racimos florales, ventanitas de arrabal, vidas simples de secretas ambiciones e ilusiones ajadas. El poema de lo simple tiembla en su voz confidencial, que nunca lastima. Y así, mientras dure su jornada embriagadora, el viajero creerá que el de ese cantor nacido en Parque Patricios cien años atrás es el mejor mundo imaginable que pueda proponer un cantor de tango. No es así, sin embargo. Cantores “insuperables” hay muchos. Cantores que son en sí mismos un sistema de emociones y placeres estéticos, y cuyos niveles de calidad es mejor no comparar. Todos ellos y cada uno son lo supremo, a partir de Carlos Gardel y Rosita Quiroga, hasta los magníficos chicos y chicas de este hoy. Luego podrá el diletante mudarse a vivir con uno u otro por el tiempo que quiera, idolatrarlo mientras se aloja en su arte y, después, partir agradecido hacia otro excelso refugio”.
Video – «Ya no cantás chingolo / Chingolito» – Ángel Vargas grabó para la compañía norteamericana RCA VICTOR, con su orquesta dirigida por el pianista Armando Lacava (1915-1989), «CHINGOLO (YA NO CANTAS CHINGOLO / CHINGOLITO), el 13 de octubre de 1953, a dúo con su hermano Amadeo Lomio. Con música de Antonio Scatasso y letra de Edmundo Bianchi. Tango creado en 1928.
En la colección “Los grandes del tango” (Fascículo y CD), de 1991, se traza una amplia y profunda reseña de este notable cantor que está entre los diez mejores del toda la historia del género rioplatense. En la misma se explicita a «Ángel Vargas como una personalidad que todavía y por mucho tiempo, llegará al alma de los que sienten el tango como a algo de todos los días,es que, paradójicamente, es alguien como Ángel Vargas que, en vez de tener una voz potente y de enorme caudal, además de no ser un dechado de virtudes técnicas, ha llegado a calar hondo en el alma de su pueblo”.
Julián Centeya (1910-1971 / seudónimo de Amleto Enrique Vergiati) que fue un destacado poeta, recitador y letrista de tango ítalo-argentino, dijo de Vargas que “era el cantor para las novias que no se habían desvinculado todavía de las trenzas, de la barra brava del boliche y de la esquina, del rectángulo colorado de los patios con glicinas…”. Ya que su repertorio rezumaba ternura, sensibilidad ante la naturaleza y la actividad humana de un tiempo duro, de guapos, que ya casi no existía.
Video-«AYER»-Tango Vals-ÁNGEL VARGAS, en su etapa solista,convoca a ALEJANDRO SCARPINO, con su trío, para una serie de grabaciones en la RCA VICTOR., entre 1954 y 1955. Graban el tango vals «Ayer» en 1955.
El doctor Luis Adolfo Sierra (1917-1997 / Premio Konex 1987-Documentado estudioso del tango y de la evolución instrumental de la orquesta típica) en su libro “Historia de la Orquesta Típica”enumera los nombres de los directores más prestigiosos junto al de sus vocalistas. «..Aníbal Troilo con Francisco Fiorentino, Alberto Marino y Floreal Ruíz; a Carlos Di Sarli con Roberto Rufino, Alberto Podestá y Jorge Durán; Osvaldo Pugliese con Roberto Chanel y Alberto Morán, Ricardo Tanturi con Alberto Castillo y Enrique Campos; Osvaldo Fresedo con Roberto Ray, Ricardo Ruíz y Oscar Serpa; Antonio Rodio con Antonio Rodríguez Lesende y Alberto Serna; Horacio Salgán con Edmundo Rivero y Carlos Bermúdez; Miguel Caló con Raúl Berón y Raúl Iriarte; Lucio Demare con Juan Carlos Miranda y Horacio Quintana; Alfredo D´Angelis con Carlos Dante y Julio Martel y Juan D´Arienzo con Héctor Mauré, Alberto Echagüe y Armando Laborde. Nombra también a Ángel D´Agostino y Ángel Vargas y, cuando lo hace, afirma que “la identificación de la orquesta con el cantor determino, por sobre la labor por separado de cada uno, el éxito de un binomio que logró imponerse en el momento de mayor afluencia de grandes figuras de atracción en el tango”.
El director y fundador de del sitio Todo Tango Ricardo Alberto García Blaya (1941-2017), periodista, escritor, Académico Titular de la Academia Nacional del Tango. Contaba que cuando viajaban de vacaciones a Córdoba en una camioneta de su padre, con su madre y los seis hijos del matrimonio, el jefe de la familia ponía en el reproductor a D’Agostino-Vargas hasta Rosario y describe al cantor: «Su fraseo era reo y compa-drito pero al mismo tiempo, de un infinito buen gusto. Tenía una dulzura que disimulaba su voz pequeña pero varonil, transmitía simpatía y era sobretodo, un cantor carismático.»
Actividad discográfica
Ángel Vargas realizó hasta 1959 un total, estimado, de 220 registros fonográficos publicados por las compañías Odeón, RCA Víctor. Con Ángel DÁgostino graba 94 temas y como solista con su orquesta dirigida por los músicos: el bandoneonista Eduardo Del Piano, el pianista Armando Lacava, posteriormente por los bandoneonistas Edelmiro D´Amario, Luís Stazo, Daniel Lomuto y José Libertella, dejando en esta etapa un tortal de 86 producciones fonográficas. Este recuento especifica la cantidad de 180 grabaciones.
Vargas se inició en el disco como cantor de la orquesta de José Luis Padula. Padula nació en la ciudad de San Miguel de Tucumán (Tucumán, Argentina) el 30 de octubre de 1893 y falleció en Buenos Aires, el 12 de junio de 1945. Fue un guitarrista, pianista, compositor y director de orquesta dedicado al género del tango. Con grandes dotes naturales para la música, nunca aprendió a leer el pentagrama, fue un prolífico compositor entre cuyas obras se destacan los tangos 9 de Julio, su mayor éxito, y Lunes. Es en 1935 cuando por primera vez imprime su voz en disco de pasta, de 78 rpm, para la discográfica alemana Odeón, ya desplegaba su alas, el cantor que sería denominado, en su etapa solista, «El ruiseñor de las calles porteñas». Sus títulos en el debut para el sello Odeón son la ranchera «Ñata linda» (Letra de Lito Bayardo con música de Padula) y el tango «Brindemos compañero» (Letra de Enrique Cadícamo y música de Padula).
En 1940, Ángel Vargas realiza su primeros registros fonográficos para la empresa norteamericana RCA Víctor, con la orquesta del pianista Ángel D’Agostino. D´Agostino, cuyo nombre real era Ángel Domingo Emilio D’Agostino, sobresalió por su sencillez y simpleza, generando una orquesta bien milonguera. Había nacido en la ciudad Buenos Aires, el 25 de mayo de 1900 falleciendo en esta capital el 16 de enero de 1991. La música para él fue un hecho cotidiano y familiar, tanto su padre como sus tíos eran todos músicos. En su casa había un piano y éste resultó uno de sus primeros juguetes. Además de pianista y fue un compositor de tango argentino. Los temas del inicio del espectacular binomio D´AGOSTINO-VARGAS fueron «Muchacho» tango de 1926, con letra de Celedonio Flores y música del violinista Edgardo Donato y «No aflojés» creado en 1933 con música de del bandoneonista Pedro Maffia junto al pianista Sebastián Piana y letra de Mario Battistella.
El investigador doctor Luis María Sierra explicita en pocos renglones el arte de Ángel D´Agostino: «D’Agostino acertó con el propósito de plasmar un estilo de muy simples concepciones musicales, pero de expresiva manera de ejecución, traducido por un calificado núcleo de ejecutantes. Pero la identificación con Ángel Vargas, determinó por sobre la labor separada de cada uno, el éxito de un binomio que logró imponerse en el momento de mayor afluencia de grandes figuras del tango».
Esta fascinante e inolvidable mixtura legó para el mundo tango, un sonoro tesoro de noventa y tres grabaciones más una toma de película (El cuarteador) hasta 1946. En 1942, graba una excelente interpretación de «Un tropezón» de Raúl De Los Hoyos, con letra de Luis Bayón Herrera. Las últimas canciones grabadas con Ángel D’Agostino fueron «Demasiado tarde» tango de 1941, con música de Francisco Troppoli y letra de Agustín Horacio Delamónica y «Camino del Tucumán» un tango de 1946 con letra y música de José Razzano junto a Cátulo Castillo, el 10 de setiembre de 1946.
Video – «Cuartito azul» (tango) – Ángel Vargas con la Orquesta dirigida por Edelmiro D´Amario – «Cuartito azul» este tango es grabado el 17 de mayo de 1957, para Discos RCA VICTOR. La primera creación del pianista Mariano Mores y primer gran suceso con letra de Mario Battistella es interpretada brillantemente por «El ruiseñor de las calles porteñas» La obra cuenta la historia de soltero de Mariano Mores. El cuartito azul está ubicado en una casa en Terrada 2410, entre Carranza y Lascano, en el barrio Villa Del Parque, CABA. Mariano Mores escribe ese tango para su esposa (su novia en ese momento) Myrna Mores, que le había conseguido el cuartito azul para vivir. Aún hoy (2021), sigue pintado de color azul furioso.
En 1947, Ángel Vargas inicia sus primeros registros como solista. Lo hace acompañado por la orquesta de Eduardo Del Piano. Con él, Vargas graba veinte canciones hasta 1950. Entre ellas «Fondín de Pedro Mendoza»,»Milonga para Gardel», «¿Se lustra, señor?», «Bandoneón arrabalero», «La mariposa», «El motivo», «Que se vayan», «Mi vieja viola» y «Ventanita de arrabal».
Eduardo Del Piano nació en el barrio de Barracas, Buenos Aires, Argentina, el 14 de mayo de 1914 y falleció en esta ciudad el 21 de diciembre de 1987. Fue un bandoneonista, arreglista, compositor y director de orquesta dedicado al género del tango que trabajó en varias orquestas de primera línea hasta finalmente organizar y dirigir su propio conjunto.
Los padres de Del Piano fueron inmigrantes italianos que llegaron al país a fines de 1910 y se radicaron en el barrio de Barracas. Fue el segundo de 8 hermanos y desde chico estuvo cercano a la música pues su padre sabía ejecutar la guitarra, el violín y la mandolina y participaba de un conjunto vocacional que, además de tocar por placer tenían algunos ingresos cuando eran requeridos para hacerlo en alguna reunión.
Después de hacer el 10 de septiembre de 1946 la última grabación con D’Agostino, Vargas se va contratado por 5 meses para cantar por Radio Rancagua de la ciudad de Mendoza (Merndoza, Argentina). Cuando regresa a Buenos Aires le pide a Del Piano que dirija un conjunto que lo acompañe. En junio de 1947 se produce el debut durante el cual al locutor Raúl Astor se le ocurre presentar al cantor como «El Ruiseñor de las calles porteñas», título que perdura desde entonces. En 1950 se separan profesionalmente aunque siguieron su amistad hasta el fallecimiento del cantor en 1959. Grabaron para RCA Víctor veinte canciones, entre las que destacan «Milonga para Gardel», «¿Se lustra, señor?, «Bandoneón arrabalero», «La mariposa», «El motivo», «Que se vayan», Mi vieja viola» y «Ventanita de arrabal».
Al retirarse Eduardo Del Piano, en 1951, comienza una serie de registros con la orquesta de Armando Lacava, director con el que Vargas graba más canciones que con cualquier otro en su etapa solista: cuarenta títulos hasta 1954. Diferentes arreglos, distinto sonido, un muy buen marco orquestal al servicio del cantor, que se integra con los siguientes músicos: en bandoneones Luis Stazo, Miguel Fernández, Félix Fernández y Domingo Scinoca; en violines: Ernesto Gianni, Bautista Huerta, Osvaldo Imiscoi y Héctor Ferrarino; violoncello: Adriano Farrelli; viola: Victorio Casagrande; bajo: Alberto Celenza , en piano y dirección: Armando Lacava. Con él grabó «Naipe marcado», «De vuelta al bulín», «No es más que yo», «Tras cartón», «Copa de ajenjo», «Duelo criollo», «Bésame en la boca», «Araca corazón» , «Alma en pena», «El adiós», «Corrientes y Esmeralda», «Si es mujer ponele Rosa», «Dejame vivir mi vida» y «Evocación de París», además de canciones grabadas anteriormente con D’Agostino «A pan y agua», «Pero yo sé», «Sólo compasión». Entre las curiosidades encontramos «Ya no cantás Chingolo / Chingolo / Chingolito» en donde Ángel Vargas canta a dúo con su hermano Amadeo Lomio.
Luego Vargas graba cuatro canciones en 1954 con el Trío Alejandro Scarpino , integrado por Alejandro Scarpino (1904-1970) en bandoneón, Casiano Suárez y Norberto Suárez en guitarras «Muchacho», «No aflojés», «El espejo de tus ojos» y «Cartas viejas». Al año siguiente, en 1955, grabaron dos más: «Ayer» y «La bruja». Todo esta producción para la discográfica RCA Víctor. Fue la única vez que Vargas estuvo acompañado por una formación de este tipo, ya que hasta ese momento todas sus grabaciones como solista fueron con acompañamiento de orquestas, exceptuando su disco con guitarras de 1939 grabando «La bruja» y «Milongón». Alejandro Scarpino enía dos hermanos también bandoneonistas: José Scarpino, el mayot, en general vinculado profesionalmente a Alejandro, y Domingo Scarpino, siempre por su cuenta. Entre las obras de su autoría es el tango «CANARO EN PARÍS», escrito en colaboración con Juan Caldarella y con letra de su hermano José, el que más éxito y fama ha cosechado de su producción de alrededor de 220 obras.
El 24 de noviembre de 1955 comienza a realizar grabaciones con la orquesta del bandoneonista Edelmiro Antonio «Toto» D’Amario. Este notable bandoneonista nació en la localidad de Los Hornos, a treinta kilómetros de la ciudad de La Plata (Capital de la provincia de Buenos Aires) el 29 de agosto de 1920. Falleció en Buenos Aires el 28 de setiembre de 2001. Antonio era el hermano menor,del también músico de tango, Víctor D’Amario. Además de director de orquesta era compositor, arreglador, ejecutante de excelente escuela, depurada sonoridad y expresivo fraseo y arreglador calificado. Con el grabó dieciocho creaciones hasta 1957. Las más destacadas fueron «Mi dolor, Ventanita florida, Langosta, Carnaval de mi barrio, Zapatitos de raso, Cascabelito, El choclo, Cuartito azul, Rejas y glicinas siendo las últimas grabaciones “El aristócrata” (Susheta) tango de Cobián y Cadícamo y la milonga “La fulana”, de Alberto Mastra y el platense Luis Caruso.
El 24 de abril de 1958 hace dos grabaciones con la orquesta de Daniel Lomuto: Vos hacés lo que querés y Miriñaque. Luego, entre septiembre del mismo año y abril de 1959 graba seis canciones más, con la orquesta de Luis Stazo: El despertar, Esta soledad, Glorias del ayer, Quien tiene tu amor, Hablando de tango y Un boliche.
El 16 de junio de 1959 Ángel Vargas «El ruiseñor de las calles porteñas» graba por última vez, acompañado por la orquesta de José Libertella. Las canciones elegidas fueron «La cieguita» y «La porteñita».
Filmografía
Se le puede ver en el filme «Su última pelea» dirigido por Jerry Gómez, donde canta el tango «A pan y agua». Es una película en blanco y negro de Argentina. Fue sobre el guion escrito por Jerry Gómez en colaboración con Ricardo Lorenzo . Se estrenó el 8 de junio de 1949 y que tuvo como protagonistas a Armando Bó, Laura Hidalgo, Santiago Arrieta, Marcos Caplán y Augusto Codecá. El argumento está inspirado en la vida del boxeador Justo Suárez (1909-1938), apodado El Torito de Mataderos.
Video – «A pan y agua» (tango) – Ángel Vargas – Orquesta Eduardo del Piano – Música de Juan Carlos Cobían, y letra de Enrique Cadícamo
Fuentes: Tango.info/Todo Tango/Wikipedia/ Barrio de Barracas -CABA/Argentinatango/Pablo Bedrossian
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Es fundamental que los archivos sonoros, gráficos y audiovisuales sean considerados un bien cultural.
La UNESCO ha elaborado recomendaciones para la salvaguardia de estos materiales como parte de la memoria
del mundo. Algunas políticas culturales han permitido tomar cierta conciencia de las pérdidas y cómo poder frenar el deterioro de los archivos sonoros, gráficos y audiovisuales, sobre todo de aquellos que se encuentran en una irreversible obsolescencia como lo son los soportes analógicos, o los que tienen como soporte el papel. (Ver Textos fundamentales de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial 2003: https://ich.unesco.org/doc/src/2003_Convention_Basic_Texts-_2018_version-SP.pdf) La era digital que nos atraviesa permite disponer de novedosas herramientas que podemos aplicar para atesorar y resguardar todo, con la participación de la comunidad y decisiones políticas en la misma dirección.
Cada tango es una historia
En cada tango un pedazo de historia, un renglón de vida que los músicos, poetas y letristas componen bellamente para trenzar los renglones de tinta virtual y quedar mirándonos en este espejo musical del amor y los actos humanos. Y que no falte nunca el abrazo tanguero.
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Luis Perrière
Un comentario
Excelente artículo, como siempre Luis ,nos sorprende con su gran vocación y dedicación en reivindicar, al tango .Gustosos sus seguidores de esta temática, saludos y gracias!!