RADIOFONÍA ARGENTINA 100 AÑOS

UN SIGLO DE CULTURA Y COMUNICACIÓN 1920 a 2020

Raúl De Los Hoyos fue locutor en 1927  y 1928

 

 

Primera transmisión de radio del mundo

 

 

El 27 de agosto se celebraron los cien años de la primera transmisión de radio, continuada, en el mundo, producida en nuestro país en 1920. Primer centenario de la radiofonía argentina y mundial.

Todo comenzó con un médico y tres estudiantes de medicina, cuatro batas blancas que integraban, por la década de 1910, algo así como el Club Argentino de Radio, una comunidad de entusiastas que a raíz del arribo de Guglielmo Marconi en 1909, a bordo del barco «Princesa Mafalda», invitado en el marco de los festejos del centenario de Revolución de Mayo de 1810, efectuaron desde la localidad de Bernal, en el Gran Buenos Aires, la primera recepción inalámbrica en nuestro país, de señales producidas en Europa. Así, quedaron impulsados a descubrir el nuevo mundo que se abría con esta tecnología.

 

«…fue la única, hasta entonces, regular, sistemática y dirigida a un público, la primera transmisión radial con continuidad»

 

Guglielmo Marconi (1874-1937) había nacido en Bologna (Italia), una de las ciudades importantes del norte de Italia y  es reconocido como uno de los aportantes al desarrollo de las radiocomunicaciones. Co-inventor de la radio, Premio Nobel en Física en 1909,  junto a Carl Ferdinand Braun en reconocimiento a sus contribuciones en el desarrollo de la telegrafía inalámbrica (la telegrafía si hilos) es decir, la comunicación a través de las llamadas ondas hertzianas. Y esto lo logró con apenas 22 años.

Y lo que resulta obvio preguntarse es ¿pero qué son las ondas hertzianas? ¿Y quién las descubrió?. El descubierto es un físico alemán, llamado Heinrich Hertz, por eso la denominación de ondas hertzianas. Este, había descubierto, unos ocho o diez años antes, que existían en la atmósfera -aunque invisibles al ojo humano- unas ondas electromagnéticas.  Puede surgir esta pregunta ¿Por qué se llaman ondas? Esto se explica de la siguiente manera: «se llaman ondas, porque realmente describen en el espacio, movimientos ondulatorios. Y la cantidad de oscilaciones por segundo que realiza una onda, se llama frecuencia. De ahí que esto permite establecer la frecuencia, el lugar en el espectro radiofónico de una emisora de radio.

Recién en el siglo XX se tuvo la convicción de que las ondas hertzianas no se desplazaban en línea recta, sino que seguían la curvatura de la tierra.

Pero un hombre fue muy importante para que hoy estemos compartiendo lo que la radiofonía argentina entrega en el éter (espacio intangible): Enrique Telémaco Susini.

Enrique Telémaco había nacido en Entre Ríos, como quien firma este artículo, más precisamente en la ciudad de Gualeguay, el 31 de enero de 1891. Era el mayor de 11 hijos de una eminencia científica, el doctor Telémaco Susini, profesor de anatomía patológica en la Universidad de Buenos Aires y el primer otorrinolaringólogo del país y discípulo del químico Louis Pasteur y del médico microbiólogo alemán Robert Koch. Su madre Enriqueta Laurencena, hija menor de de los españoles Martín Gilberto Laurencena y Juana Garay.

En 1906, su padre asumió la posición de cónsul argentino en Viena, capital del Imperio austrohúngaro. Esto permitió al joven Susini, quien había recibido su diploma de escuela secundaria un año antes a la edad de 14 años, asistir al conservatorio  Imperial de Viena, donde recibió formación profesional en canto y violín. También estudió fugazmente  física y química en Berlín y París.

Retornó a la Argentina, radicándose en Buenos Aires, en 1909, para iniciar sus estudios de medicina en la Facultad donde su padre había enseñado.

En 1913, a la edad de 22 años, recibió su diploma de doctor en Medicina, luego de escribir una galardonada tesis.

Además de médico brillante fue músico y compositor, el primer cineasta argentino premiado en un festival de cine, precursor, inventor, investigador científico, empresario, y promotor cultural.

Y el trazo final sobre Enrique Susini lo dio Albert Einstein, el padre de la Teoría de la Relatividad, en 1925. No dudó en calificarlo como «una de las primeras inteligencias de la Argentina».

Albert Einstein fue un físico alemán de origen judío, nacionalizado después suizo, austriaco y estadounidense. Se le considera el científico más importante, conocido y popular del Siglo XX.​​

 

En 1915, la comunidad de la radio se había convertido en un grupo lo bastante grande y notorio como para figurar en la nota de un diario mencionando que los aficionados «forman una especie de fraternidad, intercambiando noticias, hablando unos con otros a través de grandes distancias e incluso transmitiendo pequeños conciertos de piano y violín a través de sus conexiones».

Susini, junto con su sobrino Miguel Mujica y sus amigos César Guerrico y Luis Romero Carranza formaban parte de esta comunidad y pronto adquirieron el apodo de «Locos de la azotea» debido a que su hobby involucraba maniobras casi acrobáticas para poder colocar las antenas de hilo largo, que se utilizaban por aquellos días, en las terrazas de altos edificios. Durante este tiempo, el grupo jugaba con la idea de utilizar la radio como medio de difusión cultural, algo a lo que Susini luego definiría como su pasión, compartida con el teatro y la música.

Al estallar la Primera Guerra Mundial en Europa, las comunicaciones por radio se convirtieron en una tecnología de gran importancia militar. Es en este escenario, que al entrerriano Enrique Susini, en ese momento médico otorrinolaringólogo  trabajando para el Ministerio de Marina, se le presentó una gran oportunidad como resultado de su experiencia militar. Luego del final de la guerra hacia finales de 1918, fue enviado a Francia a estudiar los efectos de la guerra química en el sistema respiratorio y mientras realizaba sus investigaciones, pudo adquirir, pese a las restricciones, equipos de radio militar de rezago, excedentes de la guerra, que luego trajo a Argentina. Una anécdota de la época cuenta que  estaba fascinado por los avances en la radio producidos por las válvulas de emisión termoiónicas. Según trascendió, no dudó en conseguirlas y traer al  país, de contrabando, válvulas escondidas en su saco, pues su uso era estratégico y de aplicación militar.

 

 

 

 

Su regreso a Argentina, en 1919, le permitió trabajar en la reconversión de un viejo lugar de espectáculos circenses el Teatro Coliseo, ubicado frente a plaza Libertad, entre las calles Cerrito y Charcas, hoy Marcelo T. de Alvear en CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires).

Junto con sus amigos, comenzó a planear la realización de una transmisión de difusión general desde allí, algo que fue incentivado por los dos dueños italianos del teatro, Faustino da Rossa y Walter Mocchi.

Ya en 1920, mientras el grupo (Susini de 29 años, Mujica  de 18 años, Guerrico de 22 años, y Romero Carranza de la misma edad) estaba trabajando en el proyecto, llegaron versiones, según las cuales, Guglielmo Marconi habría realizado exitosamente la «transmisión experimental» de un concierto de la soprano australiana Nellie Melba de hasta 30 minutos de duración, desde su fábrica en Chelmsford, Inglaterra, el 15 de junio.

 

 

Aunque esto podría haber sido una desilusión, por no haber sido su transmisión, tal vez, la primera del mundo, los preparativos continuaron sin desánimo, y el 27 de agosto de 1920, «los locos de la azotea» estaban listos con un transmisor de apenas 5 Watts (en antena), armado con partes de desguace de equipos y válvulas TM, en la azotea del teatro, una antena tirada hasta una cúpula cercana y un micrófono en un palco del paraíso, originalmente  diseñado para equipos de ayuda a hipoacúsicos (personas con pérdida auditiva), para transmitir la ópera Parsifal de Richard Wagner, dirigida por Félix von Weingarten, y la transmisión que se realizó bajo el nombre «Sociedad Radio Argentina» la que se inició alrededor de las 20:30 con Enrique Susini, por entonces de 29 años, tomando el micrófono y diciendo  estas palabras: «Señoras y señores, la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el festival sacro de Richard Wagner, Parsifal, con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi Morelli y la soprano argentina Sara César, todos con la orquesta del teatro Costanzi de Roma, dirigida por el maestro Félix von Weingarten». La transmisión de la obra completa duró, aproximadamente, 3 horas y de esta manera, «los locos de la azotea» dieron comienzo a la radiodifusión en Argentina.

 

 

 

El diario La Razón, del periodista José A. Cortejarena, publicó una nota muy alentadora e incluso el presidente Hipólito Yrigoyen felicitó a Susini. Impresionado por este acontecimiento,  Hipólito Irigoyen (UCR) inmortalizó una frase: «Cuando los jóvenes juegan a la ciencia, es porque tienen el genio adentro».

La puesta en el aire era precaria, pero la única posible para unos pocos receptores de radios a galena (se estiman cincuenta). Por otra parte, el número de oyentes estimado rondaría una cifra similar. La emisión radial continuó los días siguientes. Durante 19 días, la transmisión fue desde el teatro, principalmente óperas italianas como Aída y Rigoletto, de Verdi. Luego de que la temporada del Teatro Coliseo terminara, comenzaron a realizar producciones propias, ahora conocidos oficialmente como «LOR Radio Argentina» (la primera «broadcasting»-radiodifusora en inglés- de la Argentina). Y habían trasladado sus operaciones a la terraza de la casa de remates de Guerrico y Williams, en Carlos Pellegrini al 1000.

Al comienzo, era manejada por los cuatro amigos. El políglota Susini, cantaba él mismo canciones en español, francés, alemán, italiano y ruso, asumiendo cada vez personajes con nombres diferentes para que sus oyentes no lo notaran.

A ellos se le sumó Adolfo Cirulli que, con 13 años de edad, se convirtió en el colaborador más eficaz de Susini y «los locos de la azotea», formando parte entonces de los pioneros de la radio. Este jovencito recreó por primera vez, el perfil del operador, locutor (speaker) y musicalizador (disc-jockey). Si bien todavía no había una terminología para cada rol desempeñado en la radio, podemos decir que Cirulli fue operador de sonido, disc jockey, locutor, productor y asistente de primera categoría. Cada 15, 30, y 60 minutos golpeaba sobre una lata de aceite vacía, anunciando la hora oficial.

 

A la izquierda fotografía publicada por la revista Caras y Caretas, del transmisor usado por Susini, Guerrico, Carranza, y Mujica «Los locos de la azotea», para la primera transmisión radial del mundo, desde el teatro Coliseo el 27 de agosto de 1920. A la derecha , la foto ilustra sobre uno de los modelos de radio galena, con auriculares, usados para la recepción de radio. Muchos de estos aparatos podían ser construidos, por uno mismo, dado que se vendían los kit para armar en casa.

 

Los receptores galena, con auriculares, eran muy pocos entre 30 o 50. Con el agregado de parlantes y la aparición de nuevas emisoras aumentó la cantidad de hogares, de clase alta, con radios. A partir de la creación de la válvula, en 1927, y más tarde de los transistores los receptores se masificaron. La invención del transistor, en 1947, permitió la construcción de radios portátiles que combinaban AM y FM.

Durante los siguientes años, la radiodifusión en Argentina vivió una rápida expansión. En 1921, el intendente de Buenos Aires, Juan Barnetche introdujo la emisión oficial de licencias de radiodifusión. El mismo año, se formó el Radio Club Argentino, transfor-mándose en la primera asociación de su tipo en tierras americanas.

El 12 de octubre de 1922, Radio Argentina realizó otra proeza. Transmitió, por primera vez, en vivo la asunción presidencial de Marcelo Torcuato de Alvear. Esta emisora pionera continuó transmitiendo hasta su cierre, por problemas económicos, el 31 de diciembre de 1997.

El 22 de noviembre de 1923, durante una sesión del Consejo Superior, el entonces presidente de la Universidad Nacional de La Plata, Benito Nazar Anchorena, presentó el proyecto para la creación de una emisora, solicitando su aprobación con el argumento de que el mismo tendría la ventaja de completar la obra de «extensión universitaria» y «cultura artística», vinculando a la universidad con el medio social en el que vive. Ese mismo mes se puso al aire, en forma de prueba, la primera radio universitaria del mundo.

La pregunta que cabe es  ¿Es la primera transmisión del mundo o no? Y si lo es, ¿por qué?. La respuesta es muy simple pero las dudas fueron «instaladas».  Lo explico así, porque es algo que durante años trataron, desde diferentes  entidades de un amplio universo de intereses del mundo,  de  desacreditar a «los locos de la azotea» porque «al mundo» le «costó entender y aceptar este acontecimiento histórico realizado en Argentina. Digámoslo con todas las letras: «no lo aceptaron porque el marqués Ingeniero Marconi junto a otros estaban dedicados exclusivamente a esto y recibiendo importantes incentivos económicos para avanzar en su desarrollo. Pero un médico y tres estudiantes de medicina, argentinos, concretaron lo que aún no habían podido europeos y norteamericanos rentados. Y solo para demostración de ello hay que prestar atención cuando «googleamos» y buscamos, el hecho no aparece como tal, y así se desdibuja la realidad, se instala una falsedad, surge la confusión y se pierde la verdad.

Fundamentalmente, se manipuló, aún más, desde que internet se hizo presente en nuestras vidas. Pero,  aunque al mundo le cueste aceptar, durante los años que llevo vividos, mis ancestros y quienes me precedieron dejaron muy claro que «la primera transmisión de radio del mundo es  definitivamente de Argentina». Completo la respuesta con lo siguiente: «fue la única, hasta entonces, regular, sistemática y dirigida a un público, la primera transmisión radial con continuidad». Así lo remarcó, una y otra vez, el entrerriano gualeyo Enrique Telémaco Susini, para que propios y extraños acepten esto que es la verdad.

Con el paso de los años un extracto de una nota gráfica es contundente con el objetivo de «los locos de la azotea»: «Éramos médicos estudiosos de los efectos eléctricos en medicina y también radioaficionados lo suficientemente bien informados como para estar a la vanguardia. Pero, básicamente, éramos personas imaginativas, amantes de la música y el teatro. Por eso se nos ocurrió que este maravilloso invento podía llegar a ser el más extraordinario instrumento de difusión cultural», dijo Susini  para el mundo, para que quien pueda oír que oiga, pero sepan que escuchar es lo importante.

En 1934 se llevó a cabo en Buenos Aires el «Primer Congreso Internacional de Radio», que contó con la participación de cuarenta países. En el cierre se decretó al 27 de agosto como el Día de la Radiodifusión Mundial.

Susini, durante las décadas de 1920 y 1930, se convirtió en un exitoso empresario de las nacientes industrias de la radio y el cine. Siguiendo su carrera en los medios, también fue fundador de los estudios de cine Lumiton y fue el director General de la primera transmisión de televisión en Argentina realizada por Canal 7, hoy Televisión Pública, en 1951.

Los locos de la radio,  estamos en sociedad con la tarea de construir un mundo mejor y con la locura para vivir la vida, una pasión que pasará de generación en generación, que será tan eterna como la humanidad misma, porque puede acompañar, entretener, comunicar, informar, ilustrar, enseñar, contar, ser un factor determinante en la vida, en las decisiones sociales y económicas de todas la comunidades que interactúan en el planeta.

Hay mucho más para compartir de este fascinante centenario y  ustedes son parte fundamental de esta historia. Sin «el escucha», la radiofonía no existiría.

 

Declaración de Enrique Telémaco Susini, el 27 de Agosto de 1968

 

Texto – Enrique Susini – Declaración de 1968

“No por inmodestia, ni para aumentar el mérito nuestro, sino porque le corresponde a la ciudad y al país, la absoluta seguridad que la primer transmisión nuestra, fue la primer transmisión del mundo en radiodifusión. Y que pasaron solamente tres meses antes que en Estados Unidos se comenzara a hacer una tentativa de radiodifusión y que no se organizó hasta un año después. La primer transmisión citada, del ingeniero Marconi, a quien tanto quiero y admiro, y tuve el honor de conocer, una transmisión de otro orden, una hazaña de orden técnico como las que él realizaba. Pero radiodifusión, en el sentido de radiodifusión esta fue la primera. Comenzamos, aquel 27 de Agosto, con un Parsifal. Podríamos haber comenzado dos días antes con un concierto de Rubinstein. Pero era tanta la convicción que ya teníamos, que lo que estábamos haciendo era algo trascendental y fundamental, que preferimos que fuera la melodía de Parsifal».

 

 

 

El Teatro Coliseo es un tradicional y antiguo teatro argentino, ubicado en Buenos Aires, que se encuentra en el barrio Retiro, calle: Marcelo T. de Alvear 1125, frente a la Plaza Libertad. La historia del teatro se divide en varias etapas, en razón de las remodelaciones y reubicación de la sala fue inaugurado en 1905.

 

El día después…

Luego de aquella noche inaugural, los cuatro amigos tuvieron carreras exitosas.

Enrique Susini, se recibió de médico, pero también fue profesor de canto y de violín, fue regisseur de ópera, hasta director del Teatro Colón,  director de teatro y cine, y director de cámaras y camarógrafo de la primera transmisión de LR3 Radio Belgrano Televisión el 17 de octubre de 1951. En 1933,  estrenó “Los tres berretines”, que hablaba de tango, fútbol y cine. También dirigió una película con Lola Membrives como protagonista, “La chismosa” (1938) con la que obtuvo la primera distinción internacional para el cine argentino en el Festival de Venecia. Fue también el primer director general de Canal 7. Murió a los 81 años, en julio de 1972.

«Los tres berretines» se estrenó el 19 de mayo de 1933, con sonido Lumiton (Luis Romero Carranza). En su narrativa que entrelaza la pasión por el arte y la innovación técnica, emergiendo como expresión de desarrollo del cine argentino. Bajo la batuta de Enrique Telémaco Susini y con la participación estelar de Luis Arata, Luis Sandrini y Luisa Vehil. La película, que contó con la maestría de íconos del tango como Aníbal Troilo y Osvaldo Fresedo, trascendió su origen teatral para convertirse en un espejo de las predilecciones culturales porteñas: el tango, el fútbol y, ahora, el cine. ¿que reemplaza la radio original? sin lugar a dudas que no es nada más ni nada menos que la novedad en ese momento, que luego será un soporte más de las artes visuales, sonoras, de la industria del entretenimiento.

En la vanguardia de la producción cinematográfica, los Estudios Lumiton (Luis Romero Carranza) se adelantaron a su tiempo, incorporando a John Alton desde Europa para la fotografía, una decisión que marcó el destino de “Los tres berretines”. La película, que prescindió de los créditos tradicionales para rendir homenaje a la casa productora Lumiton, se convirtió en el pedestal sobre el cual Luis Sandrini se alzó como la primera luminaria del firmamento cinematográfico de Argentina.

 

Orquesta de Osvaldo Fresedo en «Los tres berretines»

 

Aníbal Troilo, en una escena de la película «Los tres berretines» de Enrique Susini.

 

 

Poster callejero del estreno de la película «Los tres berretines» de Enrique Susini con la empresa Lumiton del radiólogo Luis Romero Carranza.

 

César Guerrico (1901-1974), su nombre completo César José Guerrico Carlés «Pepito». Se recibió de médico, llegó a ser director de LR4 Radio Splendid de Buenos Aires. Fue reconocido por sus contemporáneos como un genio de la tecnología, experto en electricidad y sonido. Inquieto e innovador, estuvo siempre en la vanguardia de las nuevas tecnologías. Su talento acompañó e impulsó el continuum de la transmisión a distancia de signos, voces e imágenes en la Argentina del Siglo XX.

Miguel Mujica, sobrino de Susini, también se recibió de médico, fue secretario de Comunicaciones durante el Gobierno de Arturo Frondizi.

Luis Romero Carranza (1898-1970), de profesión radiólogo creó en los años 30 la primera fábrica de celuloide virgen para cine y años después sería uno de los fundadores de los estudios Lumiton, famosos en las décadas de oro del cine argentino. Patentó, antes que la RCA de Estados Unidos, el sistema de grabación de sonido y el micrófono de velocidad.

 

 

Raúl De Los Hoyos | Locutor

Raúl De Los Hoyos, solía presentarse en las emisoras de la década de 1920, como pianista y ocasionalmente como cantor. Su afición por este medio lo llevó a incursionar como locutor durante los años 1927 y 1928.

Si bien no asumió esta actividad profesionalmente, dado que no estaba concebida como tal, aún, es el primer hijo de Saladillo en incursionar por la radiofonía argentina y el primero en desempeñarse como locutor.

 

Raúl De Los Hoyos fue el primer locutor -no profesional- oriundo de la ciudad de la Saladillo, Buenos Aires, en desempeñarse en emisoras porteñas durante los años 1927 y 1928.

 

 

 

Homenaje a mi padre Don Luis Perrier

«Deseo rendir un homenaje a uno de los hombres que hicieron a la radiofonía nacional de Argentina, mi padre».

Conocido en el ambiente radial entrerriano como Don Luis Perrier, su nombre artístico, su nombre real Raúl Luis Perrière (1927-2010).

Se desempeñó en diferentes medios de la Argentina, iniciándose, en 1950, en LT 14 Radio General Urquiza de Paraná, Entre Ríos. Luego en LT 12 de Paso de Los Libres, Corrientes, LT 7 de de Tcuman, LT 2 de Rosario,  LT 39 de Victoria, LT 40 de La Paz, y LT 27 de Villaguay. Fue el creador, productor y conductor de programas míticos de la radiofonía entrerriana como «La escuelita radal»,  «Al que madruga Manuelito lo ayuda» conducido por Manuel Lencina, «Melodías en casete», primer programa con este soporte musical, en 1967, «Tardecitas Correntinas» primer programa dedicado exclusivamente a este repertorio musical del litoral argentino,, y «Mundo Rural» primer programa dedicado a la actividad agropecuaria y sus familias, emitido por LT 14, durante más, de 30 años con su conducción. Fue el primer periodista agropecuario de la provincia de Entre Ríos. Además, cumplió funciones como Director Artístico y Gerente Comercial, y dirigió, redactó el periódico de LAR (La Agrícola Regional) de Crespo, Entre Ríos.

Se mantuvo activo, al frente de su programa, hasta cumplir los 80 años, en 2007.

Fue mi mentor, mi espejo en el aprendizaje cabal, profundo, amplio, para mi formación en el medio comunicacional, radio, que abracé con respeto, amor, pasión, dedicación y compromiso por la palabra y el mensaje. (Luis Perrière)».

 

 

¡Gracias querido papá!

 

 

 

 ¡Gracias Enrique Telémaco Susini!

 

RAULDELOSHOYOS.COM-SITIO CULTURAL – SIN  FINES DE LUCRO

Es fundamental  que los archivos sonoros, gráficos y audiovisuales sean considerados un bien cultural.

La UNESCO ha elaborado recomendaciones para la salvaguardia de estos materiales como parte de la memoria
del mundo. Algunas políticas culturales han permitido tomar cierta conciencia de las pérdidas y cómo poder frenar el deterioro de los archivos sonoros, gráficos y audiovisuales, sobre todo de aquellos que se encuentran en una irreversible obsolescencia como lo son los soportes analógicos, o los que tienen como soporte el papel. (Ver Textos fundamentales de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial 2003: https://ich.unesco.org/doc/src/2003_Convention_Basic_Texts-_2018_version-SP.pdf) La era digital que nos atraviesa permite disponer de novedosas herramientas que podemos aplicar para atesorar y resguardar todo, con la participación de la comunidad y decisiones políticas en la misma dirección.

Cada tango es una historia

En cada tango un pedazo de historia, un renglón de vida que los músicos, poetas y letristas componen bellamente para trenzar los renglones de tinta virtual y quedar mirándonos en este espejo musical del amor y los actos humanos. Y que no falte nunca  el abrazo tanguero.

rauldeloshoyos.com es un sitio web NO comercial, por lo que los materiales publicados tienen como único cometido informar sobre la obra de Raúl Joaquín de los Hoyos, conocido artísticamente como Raúl De Los Hoyos, el tango, sus letristas e intérpretes, difundir el Patrimonio Cultural de Saladillo y entretener a toda persona que lee la página.

Raúl Joaquín de los Hoyos es Patrimonio Cultural de Saladillo (2018) y Ciudadano Distinguido Post Mortem (2019).

LuisPerrière

 

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