Gabino, el poeta enamorado de una belleza de Olta, es descendiente por vía materna de ese general de las Montoneras federales. Su madre fue María Natividad del Señor Peñaloza, nacida en Tama, otra localidad recostada sobre las sierras que cruzan los Llanos. Su padre, Eusebio Coria, era mendocino, de La Paz, el mismo pueblo que lo vio nacer en 1881.

El escritor Gabino Coria Peñaloza (1881/1975) nació en Mendoza, se aquerenció en Buenos Aires y se radicó en La Rioja, más precisamente en Chilecito. El poema “Caminito” es fruto del amor y la desazón de un joven que no sobrepasaba los 20 años.

El “sendero” en dirección sudeste desde Olta hacia Loma Blanca (donde asesinaron al Chacho) tenía una acequia al costado y era el lugar elegido por Gabino y la joven, cuyo nombre jamás hizo trascender el escritor, para verse furtivamente. Alejados de la vigilancia de los padres, vivieron un intenso romance, con derivaciones insospechadas por ambos protagonistas.

Antes de la consagración, Coria Peñaloza había sido recaudador de impuestos nacionales en el sector vitivinícola de Mendoza, San Juan y La Rioja.

Caminito, una historia de amor

                 «CAMINITO» (EL QUE DIO VIDA A LA HISTORIA DE AMOR)-OLTA-LA RIOJA-ARGENTINA

 

Como suele pasar cuando se carece de documentación o testimonios directos de los personajes centrales de la historia, aparecen las tradiciones orales, fijadas, cambiadas y contradictorias, y con varios propaladores con versiones encontradas. En este caso, ocurre lo mismo. Cada testimonio da su visión.

Pero  es interesante seguir el hilo de los acontecimientos tal como lo fueron recreando diferentes momentos a lo largo de la historia real del tango.

A 94 años (1926/2020) de la aparición del tango convertido rápidamente en fenómeno popular, es casi un misterio intentar conocer identidades definidas sobre quién fue en la experiencia del mundo real la joven con la que Gabino se veía a hurtadillas en medio del monte que besaba el pueblo.

El joven  Gabino amaba la música, la poesía y el periodismo. “Desde chico escribía poesías para sus compañeritas de escuela”, dice Álvaro Coria Peñaloza, uno de los nietos del poeta, entrevistado por El Cruce en la capital riojana.

La tradición oral de la familia del escritor cuenta que Gabino estuvo en Olta, de paso, cuando conoció a la joven. Es muy posible porque allí tenía familiares por parte de madre. Los detalles de cómo se vinculó con la muchacha provienen también de fuentes orales.

El recaudador de impuestos (Gabino Coria Peñaloza) fue a una tertulia o a alguna de las dos únicas casas donde había un piano. Álvaro cuenta que es en ese contexto en que pidió que alguien tocara una pieza y una mujer (profesora de piano, que no podía hacerlo por haber enviudado recientemente) le sugirió que podía llamar a una de sus alumnas. “Tendría entre 16 y 17 años, hija de una familia muy conocida y pudiente de Olta”, evoca.

El muchacho quedó impactado por la belleza de la alumna de piano y con la ejecución de un par de canciones.

“Empiezan a tener una relación clandestina, porque la chica estaba comprometida para un militar de Olta, y por eso se veían en un lugar poco transitado. En un caminito con acequia, rodeado de mucha vegetación, es donde se encontraban. Todo un entorno ideal para los enamorados fugitivos que duró varios días”, relata Álvaro.

Gabino partió con el juramento de su regreso en un par de meses, pero cuando volvió ella se había ido. Rumiando tristeza, se dirigió a Villa Mercedes, San Luis, donde vivían parientes, y allí escribió la poesía. Era 1903 y debieron pasar varios años para que Juan de Dios Filiberto le pusiera música a esos versos.

Caminito

Tango 1926

Música: Juan de Dios Filiberto

Letra: Gabino Coria Peñaloza

 

Caminito que el tiempo ha borrado,

que juntos un día nos viste pasar,

he venido por última vez,

he venido a contarte mi mal.

 

Caminito que entonces estabas

bordado de trébol y juncos en flor,

una sombra ya pronto serás,

una sombra lo mismo que yo.

 

Desde que se fue

triste vivo yo,

caminito amigo,

yo también me voy.

 

Desde que se fue

nunca más volvió.

Seguiré sus pasos…

Caminito, adiós.

 

Caminito que todas las tardes

feliz recorría cantando mi amor,

no le digas, si vuelve a pasar,

que mi llanto tu suelo regó.

 

Caminito cubierto de cardos,

la mano del tiempo tu huella borró…

Yo a tu lado quisiera caer

y que el tiempo nos mate a los dos.

Un amor ausente

“Coria Peñaloza dijo en su momento a diarios y en una carta que le dictó a uno de sus hijos (Federico) dirigida a mí que ‘Caminito’ estaba inspirado en Olta. Es una historia de un amor ausente”, cuenta el escritor y profesor de filosofía Oscar Vilche, entrevistado por El Cruce en su casa de Olta.

El famoso mendocino jamás dio el nombre de la joven de la que se enamoró y tampoco mencionó en libros o reportajes si la había dejado o no embarazada, como sugiere la tradición oral de la familia. Las letras de los tangos “Caminito”, “El pañuelito” y “Margaritas”, por ejemplo, sólo metaforizan dolor por un amor perdido.

Para el olteño Emiliano Aballay, un coleccionista de folclore, las letras de esas tres piezas conforman un solo poema y se respalda en la unidad temática y en el hecho de que el grupo folclórico «Los del Chilecito grabaron un solo tema con el contenido de las tres letras», que presentan unidad temática.

Vilche recuerda que Gabino contó lo relacionado con el espacio de Olta en La Voz del Interior de Córdoba y qué después le escribió al poeta, cuando ya vivía en Chilecito, para que le ratificara o rectificara sus dichos en ese diario. El autor de “Caminito” confirmó esas noticias por medio de una carta que le dictó a Federico, uno de sus hijos.

Consultado sobre la historia de los dos pianos que había en Olta, Vilche asegura que efectivamente “había dos pianos: uno era de las niñas Córdoba, unas hermanas ricas del lugar, y otro lo tenía la familia Ortiz”. “Es cierto que se trata de una historia incompleta, porque él nunca quiso dar el nombre de la joven de la que se enamoró, pero quizás sea mejor así”, reflexiona.

El escritor Antonio Oscar Díaz, también de Olta, asegura a El Cruce que “Gabino era un bohemio de alma y por eso participó de la bohemia en Buenos Aires”. Destaca que “la madre del poeta siempre estaba en Olta y no por casualidad andaba por aquí, porque descendía del Chacho, pero también porque tenía familiares”.

En Buenos Aires, Coria Peñaloza colaboró en La Nación, Caretas y Caretas, Las Letras, Mundo Argentino y Atlántida. Fundó la revista Nativa, en 1924, junto con Julio Carlos Díaz Usandivaras, un cordobés de familia patricia que estaba radicado en la Capital. Esa publicación claramente salía a interpelar a los inmigrantes.

Además de “Caminito”, escribió “El besito”, “El pañuelito”, cuyos versos datan de 1920 y fueron hechos para una música previa compuesta por De Dios Filiberto, en 1917. También “La cartita”, “La Vuelta de Rocha”, “El ramito”, la zamba “La tacuarita” y “Mi casita”, en colaboración con Juan Carlos Moreno González. El poeta publicó tres libros: Cantares (1939), La canción de mis canciones (1939) y el poema a favor de los pueblos originarios de América El profeta indio (1950). Además posee el poema inédito “Pampero” y otros textos poéticos y prosas.

En Chilecito

El 19 de febrero de 1971, día del cumpleaños de Coria Peñaloza, hacía varias décadas que el poeta residía en Chilecito. En homenaje, las autoridades de la localidad inauguraron una calle con el nombre del tango que ya era conocido a nivel mundial. Asistieron representantes provinciales y municipales; integrantes del área de Cultura de Córdoba, del periodismo porteño y de otras partes del país; Cátulo Castillo fue en representación de Sadaic y estuvo además Florindo Sassone, entre una multitud de artistas y admiradores.

Cuando decidió irse a Chilecito, donde falleció a los 94 años, el 31 de octubre de 1975, Gabino dejó en Buenos Aires una historia con una mujer y varios hijos que, según diversos testimonios, no volvió a ver jamás.

A Chilecito llegó en 1930 con su nueva pareja, Catalina Oyarzún Avendaño, una chilena que había conocido en Buenos Aires. De ese matrimonio nacieron Federico (1935) y Ricardo Facundo (1940). “Al primero de los hijos le puso ese nombre en homenaje a García Lorca y al segundo, por Ricardo Rojas y Facundo Quiroga”, cuenta Álvaro y aclara que su abuelo“tuvo otra mujer en la Capital Federal, que se llamaba Delia Sánchez, con quien tuvo siete hijos y se separa de ella en 1929, cuando eran muy chicos”.

De Olta a La Boca

El trabajo sistemático encarado por el escritor Vilche, autor de Caminito y el tango, puede ser entrevisto como una unidad cultural entre Olta, Buenos Aires y Chilecito. El escritor se enamora en Olta, se va a Buenos Aires, donde es aclamado el poema hecho tango, y se radica definitivamente en esa última ciudad del oeste riojano, donde también escribe.

La obra fue declarada de interés cultural por la Cámara de Diputados en diciembre de 2013. El proyecto de resolución afirma: “El libro es producto de una rigurosa investigación iniciada en 1975; consta de cinco capítulos que relatan, a través de la historia del tango, la historia riojana de ‘Caminito’ y su relación con el pueblo de Olta”.

La meta básica de Vilche es confirmar la hipótesis de que la letra de “Caminito” se inspiró en Olta, como también relatar la historia completa de esa joya de la música argentina e integrar elementos dispersos “para dejar en claro que ‘Caminito’ está en La Boca de Buenos Aires, pero también está en el corazón de Olta”.

Gracias a Corsini

El sainete es una obra teatral que exige jocosidad y enredos y si bien es de origen español, en la Argentina se reconfiguró un género criollo, utilizado por el radicalismo con fines políticos y electorales y después repotenciado hacia la década de 1920 cuando ese partido político es gobierno nacional.

Era una eficaz herramienta para mantener y profundizar la inserción en la sociedad de entonces por parte del movimiento liderado por Hipólito Yrigoyen. La naciente radio (primera transmisión 1920) no tenía aún la masividad que sí consiguió en la década posterior.

La escritora Noemí Ulla asegura que “las representaciones del sainete ‘Los dientes del perro’, de José González Castillo y Alberto Weisbach, introducen en 1918, en Buenos Aires, el primer tango con letra, ‘Mi noche triste’, de Pascual Contursi. Recién entonces el público porteño recibe como cosa suya la expresión popular que es la letra de tango”.

La historia del tango se vuelve atrapante, porque la canción popular, reside en cada uno nosotros. Y es en medio de un gran crecimiento de la industria cultural en el país, en las primeras décadas del siglo pasado, que “Caminito” ve la luz cantada también por primera vez,  por el entonces actor Ignacio Corsini, en el sainete “¡Facha tosta! (Caradura)”, cuando ese intérprete todavía no había alcanzado la popularidad que sí tuvo después.

El fenómeno según el cual el tango cabalga sobre el sainete convertido en género popular, se remonta a años antes. Esa inclusión de canciones forma parte de las innovaciones que se registran en ese tipo de obra teatral.

Antes de Ignacio Corsini, «Caminito» había sido estrenado por Filiberto sin éxito alguno en 1926, y ni siquiera la excelente interpretación realizada por Carlos Gardel en el disco (1926 – Sistema acústico), había podido lograr popularizarlo.

Etiquetas de las publicaciones realizadas por las compañías ODEÓN (ARGENTINA), VICTOR, COLUMBIA, ODEON (ESPAÑA)

En efecto, las crónicas señalan que aunque fue premiada en el Carnaval de 1926 en un concurso organizado por la Asistencia Pública, días mas tardes el tango fue recibido con «desaprobación» (hay quienes dicen que fue silbado y abucheado), en una presentación realizada en la Sociedad Rural de Palermo.

Filiberto mismo lo recordó así en una entrevista: «… La voz de Corsini rescató a Caminito de entre los silbidos y gritos de protesta. Había ganado un concurso al final del carnaval. Lo tocamos en La Rural y apenas pudimos terminar entre los gritos, silbidos y protestas contra el tango y el fallo: un escándalo. Lo volví a presentar en el Teatro Marconi, donde yo tocaba en los bailes de Carnaval, y se repitió lo de La Rural. No gustaba, era muy suave, muy delicado… ni siquiera Gardel al grabarlo pudo imponerlo. Corsini lo rescató del olvido. Cuando lo estrenó en Facha tosta, de A. Novión, el teatro se venía abajo. Un éxito enorme, Desde entonces Caminito cobró personalidad y empezó a andar solo por el mundo. En Francia y en España, le abrió las puertas a El pañuelito y Clavel del aire».

Todo cambió como por arte de magia después de que Ignacio Corsini «El caballero Cantor» lo cantara en el sainete «Facha tosta (Caradura)». A raíz del enorme éxito obtenido, debió requerirse la autorización de Carlos Gardel para que «El Caballero Cantor» realizara la grabación del mismo en los estudios de Max Glücksmann. Es que el contrato de Gardel contenía una ventajosa cláusula que le garantizaba la exclusividad de los tangos que grabara antes que otros intérpretes de la casa, y como se señala más arriba, éste ya lo había grabado en 1926.

 

Posteriormente a raíz del suceso,  Carlos Gardel lo vuelve a grabar nuevamente, en 1927, esta vez ya en el perfeccionado sistema de grabación eléctrica Verotón de Discos Nacional-Odeón.

  • Resumiendo,  es Ignacio Corsini, uno de los tres pilares de la canción popular de Argentina, quien inicia el éxito de “Caminito” el 5 de mayo de 1927 cuando lo interpreta en el sainete en tres actos «¡Facha tosta! (Caradura)» de Arturo Novión , con gran aprobación de los espectadores reunidos en el Teatro Cómico de la avenida Corrientes (todavía angosta), espacio que después se lo conocerá como “Lola Membrives”. De inmediato, la industria discográfica (Disco Nacional-Odeón) intuye el negocio y llega el éxito. Y el tango «Caminito» conquista el mundo.

    Ediciones de Argentina y Chile de la empresa Disco Nacional-Odeón de la versión exitosa de IGNACIO CORSINI.

 

 

                                                                       Portada partitura original

 

 

                                           «CAMINITO» – República de La Boca – CABA – BUENOS AIRES

 

El camino del tango es un camino amigo de la vida y el amor.

“Historias del tango, de tangos y desde el tango. Porque la vida va en ese sentido. La vida es un tango”

 

 

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Es fundamental  que los archivos sonoros, gráficos y audiovisuales sean considerados un bien cultural.

La UNESCO ha elaborado recomendaciones para la salvaguardia de estos materiales como parte de la memoria
del mundo. Algunas políticas culturales han permitido tomar cierta conciencia de las pérdidas y cómo poder frenar el deterioro de los archivos sonoros, gráficos y audiovisuales, sobre todo de aquellos que se encuentran en una irreversible obsolescencia como lo son los soportes analógicos, o los que tienen como soporte el papel. (Ver Textos fundamentales de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial 2003: https://ich.unesco.org/doc/src/2003_Convention_Basic_Texts-_2018_version-SP.pdf) La era digital que nos atraviesa permite disponer de novedosas herramientas que podemos aplicar para atesorar y resguardar todo, con la participación de la comunidad y decisiones políticas en la misma dirección.

Cada tango es una historia

En cada tango un pedazo de historia, un renglón de vida que los músicos, poetas y letristas componen bellamente para trenzar los renglones de tinta virtual y quedar mirándonos en este espejo musical del amor y los actos humanos. Y que no falte nunca  el abrazo tanguero.

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Luis Perrière