EL VARÓN DEL TANGO
JULIO SOSA | RAÚL DE LOS HOYOS
JULIO SOSA | SU HISTORIA
Julio Sosa, el cantor popular que paralizaba con su potente voz y estilo, grabó dos creaciones de Raúl De Los Hoyos Fue a comienzos de la década de 1960, en su etapa solista, cuando registra «Viejo rincón» y «Un tropezón». Dos versiones excepcionales.
Se llamaba Julio María Sosa Venturini, había nacido en Las Piedras, Canelones, República Oriental del Uruguay, el martes 2 de febrero de 1926 . Un trágico accidente, en Buenos Aires, Argentina, le truncó la vida, el jueves 26 de noviembre de 1964. Artísticamente era conocido como Julio Sosa y apodado «El Varón del Tango».
En los recuerdos de la niñez de Julio, su hermana María Rosa «Tula» rememoraba, que con Julio de 2 años, fueron a un cumpleaños de infantil y en un momento él se sube a un banquito, agarró un palo de escoba y se lo puso como micrófono haciendo la pantomima que estaba cantando.
En las Piedras, terminados los estudios primarios, la pobreza lo llevó a enfrentar la vida con cualquier actividad que se le presentara. De ese modo, ejerció las más diversas ocupaciones: ayudante de mercachifle, vendedor ambulante de bizcochos, podador municipal de árboles, contratado por el ferrocarril fue lavador de vagones, repartidor de farmacia, marinero de segunda en la aviación naval, guarda de ómnibus.
Pero lo que a Julio le gustaba era “cantar”… Contaba Julio a sus amigos, “Una tarde dije, ¿qué tengo que ver con todo esto si a mi lo que me gusta es cantar?, y me fui nomás”.
A los doce años, gana un concurso de aficionados al canto en un recreo cercano a Montevideo, y en esos años irrumpía como cantor en algún café de su pueblo natal.
Como cantor comenzó su labor en la orquesta de Carlos Giraldoni en Las Piedras, donde ya había y tenía muchos “hinchas”; luego fue cantor de Donato Racciatti. Se retiró antes para ingresar a la orquesta de Hugo di Carlo.
Foto de la orquesta de Carlos Gilardoni:
El texto de puño y letra de Julio Sosa:
De izquierda a derecha: el maestro Gilardoni, Barthé, El Cubano González (pianista), Luis Alberto Colantonio (bandoneonista), Juan Sampietro (contrabajista), Antonio Colantonio, Rambalduzzi (bandoneonista), Julio Sosa y Scópice.
La dedicatoria dice: «Es este el grato recuerdo de un montón de muchachos que supieron ganarse mi mayor afecto estimación por sus horas francas de compañerismo y gran corazón, integrantes de la orquesta de Carlitos. Como su cantor no los olvidaré jamás aunque el destino nos separe. Julio María Sosa, febrero de 1946″
Sus amores
«El canario de Canelones» se casó 1941, en Uruguay, con tan sólo 16 años, con Aída Acosta, de quien se separó tres años más tarde, en 1945. Como dice el tango «anduvo siempre en amores» (Que me van a hablar de amor), se casó tres veces.
El 30 de marzo de 1951 se casa con Nora Edith Ulfeldt Lundberg, nacida en Buenos Aires el 5 de julio de 1930, madre de su única hija llamada Ana María. Pero esa relación tampoco terminó bien. La separación fue traumática, a tal punto de que Nora no le permitió que continuara viendo a su pequeña hija. Por último decidió tener una nueva compañía. El 3 de junio de 1959 se casó por tercera vez, con Susana Beba Merighi, con quien compartió su vida hasta el final.
Su carrera de cantor
En 1948, su coraje lo llevaría a Montevideo y Punta del Este. Canta con la orquesta Epifanio Chaín. En ese año Julio Sosa ganó, en Uruguay, un concurso que le hizo ingresar a cantar en la orquesta de Hugo Di Carlo y paralelamente lo contrató la discográfica Sondor para grabar acompañado por la orquesta que dirigía Caruso, en la cual además del bandoneón del director estuvieron el piano de Rubén Pocho Pérez, el contrabajo de Roberto Smith y el violín de Mirabello Dondi.
Registra cuatro tangos y un candombe, en el sello Sondor, con el Cuarteto Típico de Luis Caruso. El maestro bandoneonista Luis Rafael Caruso (1916-1981) «Carusito», nació en el barrio de Villa Crespo, Buenos Aires (Argentina) y era sobrino de Luis Servidio, un destacado bandoneonista y compositor argentino, que le enseñó a tocar el bandoneón, estaba radicado en Uruguay, falleciendo en la ciudad de Montevideo.
Primeras cinco grabaciones de Julio Sosa, en discos de 78 rpm. Fue la única vez que grabó en Montevideo: «La ultima copa» tango creado en 1927, con música de Francisco Canaro y letra de Juan Caruso, «Mascarita» cuya música y letra pertenecen a Luis Monzeglio, el candombe «San domingo» con música de José Monzeglio y letra de Omar Scaglia, «Sur» un tango con música de Aníbal Troilo y letra de Homero Manzi y «Una y mil noches» tango con música de Orestes Cúfaro/Alberto San Miguel y letrade Carlos Bahr, Sondor 2097 y 3142.
A pesar de que su carrera iba viento en popa, el destino, que nunca había sido muy amigo de Sosa, volvió a ponerle las cosas difíciles. Su padre enfermó y murió al poco tiempo, y entonces el Varón decidió que ya era hora de tomar las riendas de su vida.
Sosa que había conocido en Punta del Este al argentino Rogelio Gazales y se habían hecho muy amigos, porque el muchacho no tenía donde dormir. Entonces, Sosa lo lleva a la casa de un amigo y le tiran un colchón en el piso, así pasan los días con el amigo argentino compartiendo su comida con él. Pasan los días, aparece el padre de Rogelia, con quien estaba distanciado y se reconcilian. Al irse el argentino le dice: «si vas a Buenos Aires vas a tener mi casa y mi comida tal como vos generosamente me ofreciste a mí», fraternalmente y confundiéndose en un abrazo se separan.
Al poco tiempo Julio Sosa decide cambiar de rumbo, dado que no encontraba un futuro como cantor en su país. Viaja a Buenos Aires, con la ayuda de sus amigos, que reúnen el dinero para que pueda abrirse camino.
Consagración en Buenos Aires
En 1949, se radica en Buenos Aires (CABA). Parte hacia esa ciudad, el 15 de junio.
Una vez en la otra orilla, va a ver a su amigo Rogelio. Quién cumplió, le dio alojamiento, comida y le prestó un saco para que fuera presentable a ofrecerse en dos cafés. En la ciudad capital de la Argentina, conocida como Reina del Plata, comenzó a cantar por 20 pesos diarios y una comida, en el café «Los Andes» de Avenida Córdoba y Jorge Newbery, en el barrio de la Chacarita. Debutó acompañado por los guitarristas Cortese y Fantaina.
Comienza una carrera de éxitos, debuta en radio El Mundo con un muy buen contrato, es muy diferente vocalmente de Podestá, pero logra también gran aceptación por el peso y timbre de su voz y una muy buena y afinada interpretación de los tangos que canta.
Su manera expresiva de cantar la música rioplatense hizo que vaya ganándose los primeros admiradores en este lado del charco. Justamente fue uno de estos primeros aficionados a su voz, quien lo presentó a un amigo en común: un tal Armando Pontier, dueño de una de las mejores orquestas del momento. Improvisaron una audición en el café Picadilly de la calle Corrientes, en donde Sosa impresionó de tal manera a Pontier, que este llamó de inmediato a su socio Mario Francini para que también lo evalúe. Un par de tangos después, la decisión del dúo al mando de la orquesta fue clarísima, ya que no sólo querían a Julio como cantante de la misma, sino que le propusieron debutar ese mismo día.
La actuación de esa noche marcaría para siempre a Julio Sosa. Cuando Francini y Pontier lo invitaron a subir al escenario, la mayoría del público estaba bailando, dado que justamente a eso iba ala gente a esa clase de milongas. Pero en cuanto el Varón empezó a entonar las primeras coplas de un tango, las parejas de baile frenaron su danza. No lo hacían porque no les gustara la nueva voz, sino que por el contrario se detenían a escuchar a este hombre que a fuerza de expresividad, marcaría un nuevo camino para interpretar el tango. El éxito de esa presentación significó un contrato de 1.200 pesos mensuales con la orquesta de Francini y Pontier, que se extendería por cuatro años y que lo catapultaría al estrellato de tango porteño.
Banfield
Fue con este sueldo que Sosa decidió rentar en alquiler una casa de dos pisos en el barrio de Banfield. En Acevedo al 1500 entre French y Rodriguez peña.
Cuentan los banfileños que peinan más canas, entre café y café y mientras narran anécdotas del equipo de Eliseo Mouriño, que el «Varón» solía visitar el mítico café «El Sol», todos los días, vestido con sus pijamas. Allí se enroscaba en las típicas discusiones de café, como si fuese un banfileño de toda la vida.
Nicolás Fratarelli pinta poéticamente lo que era el bar «El Sol»: «El aroma del café negro se mezcla con la punzante fragancia que expele la ginebra. El pocillo de porcelana montado sobre un platito que apenas juega de acompañante segundón, invita a una partida de tute cabrero al vasito transparente que estría al alcohol.
El sonido acompaña. Las bolas de billar se golpean entre sí. Se acarician, se saludan, límpidas se reconocen por un instante y se acomodan para que ese taco de lapacho, lustrado, suave, algo desvencijado, atiborrado de huellas superpuestas, les vuelva a pegar y a llamarlas Marta.
El paño verde del único mueble nivelado del bar se prolonga en las voces asimétricas que rebotan en las bandas. La felpa se extiende en la barra del estaño, en las disquisiciones de las carambolas, en el sonido poético de los dados que no logran completar la generala porque los cuatro ases se resisten en aparecer todos juntos y a la vez, el paño se explaya en las discusiones políticas que arrancan con un comentario del clima ni bien entra aquel pintor de mameluco blanco que a modo de saludo expresa entusiasmado “qué hermosa mañana tenemos hoy” para luego completar la sentencia: “es un día peronista”.
El humo del cigarrillo se mezcla con aquel hálito perfumado del café, mientras Crítica * – luego Crónica *- para unos La Razón * para otros y La Prensa *para pocos, se desdoblan sobre la mesa a la espera de una lectura que busca argumentos para defender posturas preexistentes».
El café El Sol era el bar de Banfield. La antigua tienda y mercería nacida con ese nombre a finales del siglo XIX se había convertido primero en un bar suburbano, para transformarse con el tiempo, en un hito de la ciudad incipiente. Por esos cemntos pisaba el gran cantor que sería bautizado «El var´del tango» sigura entrañable de la música ciudadana.
(*) Diarios de Buenos Aires.
Villa del Parque
Después, se muda a Villa del Parque donde vivió con su esposa Susana Beba Merighi, en Helguera 2440, hasta su desaparición física.
El barrio lo recordó siempre con cariño amorso y gran afecto. Sabian los vecinos que era un cantaro que había cobrado famapero el solo ostentaba su sencillez, su amor a los perros, que ladraban cuando el llegaba. Solía verlo recorre el barrio en pijama diriendose a tomar algo, compartir mesa, en el café Bijou de la calle Cuenca.
En setiembre de 1954, afectado durante años por pólipos en las cuerdas vocales y un problema en el tabique nasal, pierde parcialmente la voz. Juanita Larrauri esposa de Francisco Rotundo, lo lleva a ver al prestigioso cirujano Elkin, a su domicilio de Villa del Parque. Finalmente es operado por el prestigioso cirujano León Elkin. Su voz después de la operación quirúrgica mejoró notablemente adquiriendo un todo de barítono.
1960 | Nace en Buenos Aires «El varón del tango»
Julio Sosa, combinaba as la perfección sus dotes de cantor con ciertos dotes actorales que poseía y que aprovechaba al servicio de la canción. Cómo si fuera poco, Julio editó en 1960 su único libro de poesía, llamado “Dos horas antes del alba”. Además en esa época le puso una letra al tango “Seis años” de Edelmiro D´Amario. Y en 1964 le llegó la hora del cine, interpretando un papel en la película “Buenas noches, Buenos Aires”.
Durante sus 15 años de trayectoria en Argentina, Sosa fue cantor de tres orquestas.
La primera, Francini-Pontier (1949-1953), con la que realizó 15 grabaciones, en RCA Víctor, entre ellas «Por seguidora y por fiel», «Dicen que dicen», «Viejo smoking» y «El hijo triste» (única grabación a dúo de su discografía, junto a Alberto Podestá); la segunda, la de Francisco Rotundo (1953-1955), con el que grabó 12 temas en el sello Pampa, entre ellos «Justo el 31″, «Mala suerte», «Secreto,» «Yo soy aquel muchacho» y «Bien bohemio»; y la tercera, la de Armando Pontier(1955-1960). En esta etapa, Julio Sosa grabó en total 33 registros, 8 de ellos para RCA Víctor (1955-1957) y los 23 restantes en el sello CBS Columbia (1957-1964), como solista. Siendo de gran trascendencia sus grabaciones con el acompañamiento de Leopoldo Federico.
Ya en 1959, Julio Sosa se estaba convirtiendo en el cantor del pueblo. La compañia fonografica de Argentina, estaba empeñada en lanzarlo como un grande. Y se ponen a trabajar en encontrar un slogan que lo defina, una definición que fuera a la vez vendedora e identificatoria del nuevo solista que arremetía con fuerza propia en las filas de tango. La tarea se la encargaron al jefe de prensa de la grabadora, el periodista Ricardo Gaspari, también titular del Departamento de Promoción.. A este se le ocurrió «El varón del tango». Todo un hallazgo de frase que dio justo en la sintesis de semejante personalidad. Y asi, en 1961 surge su primer disco solista:
Tapa del primer disco solista de Julio Sosa «El varon del tango»:
Contratapa del primer disco solista de Julio Sosa «El varon del tango», texto firmado por el cantor:
Este es el texto
Amigo comprador:
El milagro del disco hace posible mi entrada en su hogar, donde me asistirá el orgullo y la dicha de ser aunque en forma abstracto, un integrante más de la familia. En éste mi primer long-play como solista, he tratado de volcar lo mejor de mis sentimientos de intérprete. Usted amigo mio, con su aprobación o su censura dirá la última palabra, y determinará en forma inape. lable si lo he logrado o no.
He reunido en este disco doce temas de variado contenido, procurando satisfacer los gustos de toda la familia, pero muy especialmente el de usted amigo mío, que es hombre de lucho, que sueño, que trabaja, que ama su hogar, y que a lo mejor ha sufrido alguna vez Porque el tango ha nacido para los hombres como usted, profundamente humanos, y cuyo libro de texto es la vida diaria… Dentro de un rato entraré en su casa en forma invisible, milagrosamente preso en los apretados surcos del disco.
Usted se sentará en su sillón favorito y encenderá un cigarrillo, y mientras las azules volutas se diluyen en el aire como frágiles duendes de la evocación, mis can ciones tratarán de acercarlo a sus más caros recuerdos. Si alcanzo a lograrlo, mi esfuerzo y su adquisición no habrán sido en vano, y entonces mi disco y yo nos senti remos generosamente recompensados…
El trampolín a la fama fue Buenos Aires y de esta manera fue ídolo en Uruguay.
En 1963, incluye «Un tropezón», de Raúl De Los Hoyos y Luis Bayón Herrera, en su disco long-play «Pido permiso soy el tango». Producido y publicado por la compañía CBS Columbia Argentina, número de serie 8425, lado 2 / banda 1. «Un tropezón» creación de Raúl de los Hoyos con letra de Luis Bayón Herrera, estrenado por Sofía Bozán en 1927.
Escribe Federico Silva en la contratapa de «Con permiso soy el tango»:
“-No solo al tango no le pasa nada ahora, sino que nunca a le ha pasado nada-“-Todos los que dicen que hay un repunte, tácitamente están admitiendo que antes hubo una baja. Y eso no es cierto. Hay que estar en un escenario, en muchos escenarios, de muchas ciudades ,de clubes y locales de todas las categorías sociales, para comprender, de a poco que uno analice, que por reflejar cada esquina importante, de nuestra vida, el tango es permanente. Y que, contándole a la gente con aconteceres, con música y palabras simples, que ellos entienden, no corre el tango ningún peligro de ser desplazado jamás del alma rioplatense”
Lo dijo así, todo seguido, boquilla en mano, como siempre haciendo ademanes. Porque como el mismo tango flechado en el corazón popular, también Julio “es un fuera de serie”, rudo y bueno, poeta y cantor, actor y guitarrero, hombre y amigo. Es como su mismo canto: variable, imprevisto, siempre tocante; puede sumar y escribir versos románticos hasta el alba o amanecer mateando con discos de Gardel. Y por eso, justamente, puede cantar con la misma propiedad y hondura la estrofa rante como el más encendido lirismo; porque forma parte del pueblo y la gente sabe que, de entre ellos, ha nacido un ídolo». (Federico Silva)
Federico Silva,su nombre real René Federico Silva Iraluz (5 enero 1920 – 4 febrero 1986). Silva fue ante todo un periodista. Se inició como cronista en el diario El País —el más importante de Uruguay—, en 1937. Fue luego redactor deportivo del vespertino El Diario, donde firmó sus notas con el seudónimo Esfiel. En 1938 continúa, escribiendo sobre el mundo del espectáculo en la revista Cine Radio Actualidad. Integró más adelante, entre 1955 y 1965, el staff del semanario Marcha, que era una revista que reunía a intelectuales y políticos, haciendo crónicas relacionadas a la música y al tango.
Fue letrista de varias producciones fonográficas. Federico Silva también escribió interesantes libros: Informe sobre Gardel, Informe sobre Sosa e Informe sobre Troilo, y tuvo una importante actuación radial como director del programa Motivos Populares que se difundió durante más de veinte años, por las emisoras Sport, El Espectador y Montecarlo de Montevideo.
“Qué falta que me hacés” una de sus composiciones más resonantes con música de Armando Pontier y Miguel Caló. Fue estrenado, en radio El Mundo por la Orquesta de las Estrellas de Miguel Caló, el 15 de abril de 1963.
Este tango lo graba Julio Sosa con la Orquesta Leopoldo Federico, el 28 de de abril de 1964, en Buenos Aires, para la compañía CBS-Columbia número de serie 8457 3988.
Video – Un tropezón – Julio Sosa – Tango de Raúl De Los Hoyos y Luis Bayón Herrera, en su disco long-play «Con permiso soy el tango».
«El varón del tango» lo graba el 27 de febrero de 1964, en los estudios de la compañía CBS, en Argentina. Esta creación se incorpora al disco «El firulete», siendo lanzado tambien en disco doble (extended play – dos temas por lado) a nivel comercial y promocional. Siempre acompañado por la orquesta que dirige el bandoneonista Leopoldo Federico.
El Álbum de Oro es un disco muy importante que batió records de ventas, en Argentina, desde su lanzamiento en 1966. Fue lanzado por la compañía CBS (Columbia). Esta compilación es uno de lo mayores sucesos fonográficos en long-play, de esa década.
Anécdota
Recuerdo una anécdota, que sucedió en la ciudad de Santa Fé (Capital de la provincia del mismo nombre, Argentina), en el aniversario del fallecimiento de Julio Sosa y con motivo del lanzamiento del disco. Por esa época, el delegado comercial de compañía CBS en la zona litoral, de nombre Jorge Calatroni, oriundo de la ciudad de Rosario, llega con una iniciativa a la disqueria Casa Breyer. La comparte con el gerente, quien accede gustosamente a implementarla.. Este negocio no solo vendia discos sino que su principal actividad giraba entorno a los instrumentos musicales. Se encontraba ubicada en la calle San Martín, importante arteria céntrica, comercial de la ciudad. Su frente era una gran vidriera.. La idea de Calatroni se concretó, instalando un ataúd cerrado en la vidriera del comercio, exhibiendo el “Álbum de Oro “de Julio Sosa. También otros lanzamientos de la compañía CBS, del artista fallecido. Más allá del morbo, este hecho conmocionó a la ciudad. Clientes ingresaron al local para dejar algunas flores, o notas sobre el féretro y adquirir “El álbum de oro”. El impacto promocional fue tan importante, que el disco quedo agotado en el día. Durante años, fue uno de los discos de catálogo más vendidos de la fonográfica norteamericana. (Luis Perrière-Discos CBS desde 1970 a 1977)
Contenido del compilado
Lado “A”
1-La Cumparsita – tango – (Con Glosa «Por Qué Canto Así») Celedonio Flores, Enrique P. Maroni, Gerardo Matos Rodriguez, Pascual Contursi (grabado 18-8-61)
2-Cambalache – tango – Enrique Santos Discépolo (grabado el 2-7-64)
3-Qué Falta Que Me Haces – tango – Armando Pontier, Federico Silva, Miguel Caló (grabado el 28-4-64)
4-En Esta Tarde Gris – tango – José María Contursi, Mariano Mores (grabado el 22-2-63)
5-Rencor – tango – Charlo, Luis César Amadori (grabado el 30-5-61)
6-Maria – tango – Aníbal Troilo, Catulo Castillo (grabado el 15-11-62)
Lado “B”
1-Siga El Corso – tango – Aieta, García Jiménez (grabado el 18-11-64)
2-El Firulete – Milonga – Mariano Mores, Rodolfo M. Taboada (grabado el 27-2-64)
3-Que Me Van A Hablar De Amor – tango – Homero A. Expósito, Héctor L. Stamponi(grabado el 16-10-63)
4-Tarde – tango – José Canet (grabado el 17-4-62)
5-Mano A Mano – tango – Carlos Gardel, Celedonio Flores, J. Razzano (grabado el 11-4-62)
6-Nunca Tuvo Novio – tango – A. Bardi, Enrique Cadícamo (grabado el 17-10-63)
En la contratapa, el jefe de prensa de la compañía escribe:
Julio sosa – El álbum de oro -1966
Cuando nombramos a Julio Sosa, es inevitable recordar la serie de anécdotas: personales relacionadas con su actividad grabadora.
Lo vimos nacer como solista aqui en CBS, o Columbia, como era entonces. Estaba bastante asustado por la decisión que habia tomado; no era facil dejar el seguro puesto en la orquesta del gran director Armando Pontier. Pero todos teniamos fe en su carrera y lo alentábamos. No era un buen momento para el tango-nacía la nueva ola con todo su atractivo para la juventud-, pero seguimos adelante y grabamos. Su primera grabación como solista se hizo el 30 de mayo de 1961 y luego del control habitual en estos casos, decidimos hacer otros dos titulos antes de programar su primer disco. Su primer long play, EL VARÓN DEL TANGO, se grabó en su totalidad utilizando el sistema de «playbak», o sea grabando primero la orquesta solamente y agregando la voz más tarde. Pero todas sus grabaciones siguientes las hicimos en forma conjunta con la orquesta. Julio preferia este sistema porque se sentia más cómodo rodeado por sus músicos, cantando en «caliente», como si estuviera ante el público.
Su primer disco simple fue muy bien recibido aunque no en forma excepcional. Recién al editarse su long play pudimos comprobar la enorme fuerza de este nuevo artista. Desde ese momento en adelante fue dificil conseguir que mantuviera un ritmo regular de grabación, pues Julio siempre tuvo el temor de saturar a la gente, de cansar a sus admiradores. El tiempo y las sucesivas ediciones de sus interpretaciones demostró que estaba equivocado.
Tenía un gran sentido del humor y, rasgo raro en un artista, podia reirse de si mismo. Solia contar burlonamente una anécdota en una ocasión, cuando cantaba con Pontier y su nombre ya era conocido, mientras se dirigia a la estación de radio donde actuaba, manejando su motocicleta, un agente de policía lo detuvo por una contravención Luego de pedirle su registro, comenzó a hacer una boleta. «Però, agente le dijo Julio yo soy Julio Sosa y tengo que llegar a un programa de radio» «Julio Sosa?-contestó el agente ¿Qué es eso?» Y le cobró tranquilamente la infracción. Pocos meses antes de su accidente fatal, agasajamos a Sosa en una cantina para entregarle una medalla por haber alcanzado la cifra de un millón de discos vendidos. Luego de la comida estuvo contando chistes por lo menos durante dos horas sin repetir ninguno. Todos los que escuchábamos quedamos exhaustos de tanto reir,
Como casi todos los auténticos humoristas, Sosa era un hombre básicamente triste y de honda sensibilidad. Cuando grabó el tango «En esta tarde gris» lloró durante la grabación y cuando terminó, dijo: «Aunque no haya salido bien, no lo puedo repetir», Demás está decir que salió muy bien y que su evidente emoción otorgó fuerza y autenticidad a su interpretación.
El humor sano y la sensibilidad se manifestaban en todos los actos de Julio Sosa. Se sabe que queria tremenda-mente a los perros y si los vela maltratados se indignaba a tal punto que era capaz de «maltratar» él a los culpables. Una vez, regresando de una actuación, vio a dos hombres con una perrita que gemia al ser objeto de malos tratos. Se bajó de su coche y violentamente les quitó el animalito para llevárselo a su casa. Al día siguiente llamó a su amigo y director de orquesta Leopoldo Federico y le pidió que encontrara dueño a la perrita, ya que en su casa tenía dema-siados perros y no cabía uno más. Ese mismo dia debía grabar en CBS y tomaba café en un bar antes de entrar a la sala, cuando llegó Federico. El corpulento director venia agitado y una pregunta de Sosa lo hizo estallar: «No me hables más de eso!». Contó luego como habia llevado a la perrita en su coche y cómo ésta, cariñosamente, se habia instalado sobre sus rodillas y le habla lamido las manos hasta impedirle conducir el coche. Y finalmente, para col-mo, cuando tuvo que detenerse ante una señal roja, saltó por la ventana y Federico debió abandonar el vehículo y correrla en plena calle, en un dia no muy fresco de noviembre, Julio se reia tanto que casi se cayó de la silla. Durante la grabación, constantemente se referia al incidente. Fue su última grabación: cantó «Siga el corso» y «Milonga del 900. Fue también la última vez que lo vimos con vida.
Este disco es un homenaje a un gran artista y más grande amigo. En el hemos querido reunir los temas que más honda repercusión tuvieron en su corta pero exitosa carrera. Fue dificil hacer la selección, porque hizo muchas cosas buenas, pero creemos haber logrado un conjunto de tangos representativos de su estilo inconfundible para este «ALBUM DE ORO», en el segundo aniversario de la muerte de Julio Sosa, «El varón del tango».
Buenos Aires, 26 de Noviembre de 1966.
Primer disco simple
Disco compacto editado por CBS Argentina, fabricado en Estados Unidos
En 1989, se reedita «El álbum de Oro» en disco compacto, siendo uno de los primeros lanzamientos de la compañia CBS en este soporte fonográfico. En ese año comnezaron a publicarse los primeros discos compactos, con material de catálogos de las compañias argentinas. El nuevo soporte no se fabricaba todavia en Argentina y debíaa recurrirse a Estados Unidos o Canadá, que fueron los principales centros abastecedores has que se instaló la primer fábrica en Buenos Aires, con capitales argentinos, Laser Disc del empresario Claudio Nadal propietario de la discográfica Música y Marketing.
En este relanzamiento en disco compacto, de sólo de 10 temas, no están incluidos los tangos «Que falta que me haces» y «Siga el corso».
Video – «Viejo rincón» – Julio Sosa «El varón del tango» – Lo graba el 27 de febrero de 1964, en los estudios de la compañía CBS, en Argentina. Esta creación se incorpora al disco long-play «El firulete», siendo lanzado tambien en disco doble (extended play – dos temas por lado) tanto a nivel comercial como promocional, titulado «Cuando era mía mi vieja».
Julio Sosa y las canciones criollas y folkóricas
Otro disco interesante de la producción de Julio Sosa es el disco de folklore, que originalmente lleva el título de «Julio Sosa canta Folklore». A raíz que eu alcanzo el éxito comercial que se esperaba le fue cambiado el nombre y se relanzo con el nombre de «Milonga trsite» tanto en Argentina como en Uruguay.
Julio Sosa siempre manifestó su admiración por Carlos Gardel. En ningún momento vacilo en abordar temas que había interpretado “El morocho del abasto” y hacerlo recuperando creaciones de gran valor artístico lo que le merecio los aplausos por lo bien logrados. Las obras que incluyó en esta grabación son “Sus ojos se cerraron”, “Soledad”, “Volvió una noche”. En este larga duración (Lp) tomó los temas más representativos del repertorio criollo de Carlos Gardel. Interpretó clásicos como “Caminito soleado”, “Criollita de mis amores” o “Guitarra, guitarra mía”. Estuvo acompañado por el conjunto del maestro argentino Héctor Arbelo , cuatro guitarras incluído el mismo director y un contrabajo. La intensidad y sentimientos dieron el sonido de excepcional para el acompaña-miento de semejante cantor, cuya voz, su tonalidad y expresión le impusieron su estilo a un repertorio campero, que no desconocía, pese a que era un cantor de tangos. El maestro Arbelo, era un o de los guitarristas preferidos de los cantores de tango de esos años.
El disco se graba en 1962, en los estudios de Discos CBS (Columbia), de la calle Paraguay, entre el 12 de junio y el 3 de agosto.
Contenido
Lado «A»
A1 Por un cariño (tango)
A2 Caminito soleado (canción)
A3 Milonga triste (milonga)
A4 Mentiras (tonada)
A5 El rosal (canción)
A6 Guitarra, guitarra mía (estilo pampeano)
Lado «B»
B1 Mirala como se va (tonada)
B2 Por el camino adelante (canción)
B3 Criollita de mis amores (zamba)
B4 Tu vuelta (milonga)
B5 La pena del payador (vals)
B6 Para quererte nací (cifra)
Escrito de la contratapa del disco:
Julio Sosa, deja un mensaje en la contratapa del disco, para que no se abandonen las canciones criollas:
«Desde niño cuando sentí aflorar en mi la vocación de cantar y encamine mis vacilantes primeros pasos por sendero del tango, me atraía la canción criolla. Tal vez haya tenido gran influencia en ella, la profunda admiración por Carlos Gardel. Pero sobre todo, lo que más se avenía a mi temperamento y sensibilidad era la canción del sur, hermosa, sentida y con un argumento humano y definido.
Con el correr del tiempo, y ante la casi total ausencia de intérpretes para el folklore sureño, creí llegado el momento de sacudir la indiferencia de muchos buenos intérpretes y recordarles un repertorio y un estilo injustamente olvidados».
Este trabajo fue relanzado por la compañía CBS con otro título y arte, pero el mismo contenido, durante la misma década y los años setenta
Discos publicados en la República Oriental del Uruguay, por la compañía Sondor, licenciataria de CBS.
El 18 de noviembre de 1964 comenzó a grabar su séptimo disco, pero sólo pudo grabar dos temas: “Milonga del 900” y “Siga el Corso”, que luego serían editadas en un discosimple de 33 rpm.
En 1976, la compañía Discos CBS Argentina, publicada un disco con grabaciones inéditas para el público argentino. Este álbun lleva el nombre de «Julio Sosa en el recuerdo». Se lanza al mercado con 4 de las grabaciones de 1948, de la discográfica Sondo (ROU),y la grabación casera realizaada en la casa de su admirador Roque Vassalli, de la ciudad de Firmat (Santa Fé, Argentina).
Video – PORQUÉ CANTO ASI (La cumparsita) – JULIO SOSA con LEOPOLDO FEDERICO (BANDONEÓN)
1976 – Julio Sosa en el recuerdo
LADO 1
Sur (tango) Homero Manzi-Anibal Troilo
San Domingo (candombe) 2.33 José Monzeglio-Omar Scaglia
Mascarita (tango)* José Monzeglio
Una y mil noches (tango) Orestes y San Miguel Cufaro-Alberto Carlos Bahr
LUIS CARUSO «Carusito» y su Cuarteto Típico. Canta: JULIO SOSA
Cambalache (tango) 3.09 Enrique Santos Discépolo
ARMANDO PONTIER y su orquesta típica. Canta: JULIO SOSA
LADO 2:
Confesión (tango) Enrique Santos Discépolo – Luis César Amadori
La casita de mis viejos (tango) Juan Carlos Cobián-Enrique Cadicamo
ARMANDO PONTIER y su orquesta típica. Canta: JULIO SOSA
No me pidas amor (poema) Recitado: JULIO SOSA
Mi noche triste (tango) Samuel Castriota-Pascual Contursi
La cumparsita (tango) Gerardo Matos Rodríguez-Pascual Contursi-Enrique P. Maroni con glosa «Porqué canto así», de Celedonio Flores
JULIO SOSA con LEOPOLDO FEDERICO en bandoneón
La contrapa del disco «Julio Sosa en el recuerdo» con tiene una valioso texto del jefe del Departamento de Prensa de la empresa, explicando lo motivos del larga duración y el contenido:
«Muchas veces se nos ha preguntado si había en los archivos de CBS algún material inédito de Julio Sosa. Sabíamos que teníamos algunos temas dispersos que habían estado alguna vez en discos y que ahora no estaban en disponibilidad por diversas causas, pero ese material no alcanzaba para conformar un LP hasta que en una charla informal con nuestros amigos uruguayos de Sondor, supimos de la existencia de cuatro grabaciones de Julio inéditas en Argentina. y se trataba nada menos que de los cuatro primeros registros que «El Varón del Tango» habla realizado antes de tentar suerte un este lado del Plata
De allí en más, «armar» un nuevo álbum de Julio Sosa se hizo imperativo… Y así resultó este LP. que retiene épocas muy distantes de Julio entre sí, pero que sin duda merecerá el ateso-ramiento de su cada vez más grande cantidad de admiradores.
Las primeras grabaciones de Julio Sosa a que hacemos referencia fueron realizadas en los viejos estudios de Sondor en Montevideo (junto al desaparecido Ateneo de la Plaza Cogancha). Fue en 1948, como solista del conjunto que dirigía «Carusito”, “ San Domingo”, “Una y mil noches”, y “Sur” fueron registradas el 25 de junio de ese año. Mascarita la fue al año siguiente, el 31 de enero.
Diez años después (en 1958) ya Julio iba cimentando su popularidad en Argentina y como vocalista de Armando Pontier grabó tres temas que años más tarde, yn en las versiones que hiciera con Leopoldo Federico, adquiririan dimensión de éxitos inolvidables en su voz. Las versiones incluidas en este LP con acompañamiento del maestro Pantier fueron realizadas todas en los estudios de CBS Argentina (Columbia en esos tiempos) El 25 de febrero «Cambalache», el 3 de julio «Confesión y el 12 de agosto «La casita de mis viejos».
Las últimas grabaciones de este LP fueron realizadas en caso del Sr. Roque Vassalli de Firmat (Santa Fe), durante la última salida al interior del país de Julio. Fue en una reunión de amigos luego de una actuación de Sosa y se llevó a cabo ya avanzada la madrugada. Pueden escucharse en estos registros su versión de «MI noche triste “y de su poema «No me pidas amor» en sus únicas, entendemos, grabaciones conocidas de esas obras: en las que junto a una nueva versión de su inolvidable «La cumparsita” fue acompañado por su gran amigo Leopoldo Federico con un viejo bandoneón, facilitado por un concurrente. Desafortunadamente en «No me pidas amor» se borraron los primeros versos del poema, quedando para la posteridad esta versión trunca pero histórica de todos modos.
Las cuatro primeras grabaciones de Sosa que conforman las cuatro primeras bandas de este LP, nunca antes hablan estado editadas en Argentina bajo ninguna forma. Sólo podían encontrarse hasta hoy únicamente en el catálogo uruguayo Sondor en un disco doble N 3142 (Matrices 6001-6002).
Las versiones de «Confesión» y «La casita de mis viejos» aquí incluidas, estuvieron en el pasado disponibles únicamente en el LP 8180 de Columbia Argentina, «La casita de mis viejos» ha sido recientemente reeditado en el álbum «Los Cantores de Tango (CBS N 19.490); una interesante revisión de parte de la música ciudadana grabada en este sello. La versión de «Cambalache» por su parte había estado editada en el LP 8165, en un disco simple (20748) y en un doble (33057).
En cuanto a los tres temas grabados en casa del Sr. Vassalli solo habían estado en un disco doble (33520).
Este LP entonces salta del inicio hasta el final de la carrera de Sosa; muestra facetas muy contrastantes del ídolo y no ofrece naturalmente una unidad de concepción, una imagen coherente del gran cantor desaparecido. También el sonido por obvias razones está lejos de los altos estándares técnicos actuales. Pero, ¿importa todo eso algo? Pensamos que no. Para muchos este álbum tendrá un valor inenarrable por reunir material que de otra manera nunca hubieran podido conseguir, para otros representará más de un hallazgo al conocer grabaciones de Sosa que nunca antes habían escuchado; para nosotros una nueva oportunidad de recordar a quien en vida fuera uno de los más grandes artistas que pasaron por este sello, y cuyo recuerdo no se borrara jamás de las retinas y los corazones de quienes con él trabajaron en el estudio y fuera de él».
Julio Sosa | Roque Vassalli
Firmat (Santa Fé)
«Porque canto así» son versos creados por el escritor, poeta, letrista Celedonio Esteban Flores «El negro Cele» (Buenos Aires, 3 de agosto de 1896 – 28 de julio de 1947), a los que les puso música José Razzano, en 1935 . La letra original es de 1925, cuando Flores la escribió para que la cantara Rosita Quiroga. Pero esta cantante, amiga del maestro del lunfardo «el troesma», nunca la grabó.
Porqué canto así (1925)
(Letra original para Rosita Quiroga)
Por que cuando piba
me acunaba en tangos
la canción materna pa llamar el sueño;
y en la pieza triste de mis pobres viejos
cantó la miseria su canción de Invierno…
Por qué oí una noche contara mi hermano
como el ñato Andrada mató al Manisero:
el punto mas alto de que hicieron mentas
las barras canyengues de ambiente orillero…
Y yo me hice en tangos,
en leyendas bravas, trajines de fábricas,
calores de planchas, berretines tontos (corrección manuscrita-chispidos de mistos-)
de muchachos ranas. (corrección manuscrita-en mistongas jaulas)
Madres viejecitas que mueren de pena
por qué para siempre se fue la muchacha…
La muchacha linda que se fué una tarde
y yo sé donde anda…
Por qué yo conozco la tragedia horrible
del hombre que vuelve cansado a su casa
y en el desarreglo de la pieza nota
que se ha quedao solo…y llora su rabia…
Pibes que en Invierno duermen en umbrales,
hombres qe se mueren por falta e´ trabajo
levantando al cielo sus manos crispadas…
Es esa la pena que tienen los (corrección manuscrita – mis) tangos….
En 1951, cuatro años después de la muerte de Celedonio Esteban Flores, se publica la segunda edición de su libro de poemas «Chapaleando Barro», donde aparece «Por que canto así». En la edición original este poema no figura, según el docente e historiador del tango Oscar del Priore.
La historia de los versos «Porque canto así», de Celedonio Flores, con la música de «La cumparsita» cantando Julio Sosa con el acompañamiento del bandoneonista Leopoldo Federico, se desarrolla en la ciudad de Firmat (Santa Fé, Argentina).
La madrugada del 2 de agosto de 1964, luego de actuar en el Club Argentino, Julio Sosa, fue agasajado por Roque y Españita Vassalli en su casa de Santa Fe 1231.
Allí, entre charla y anécdotas, El Varón del Tango, acompañado por el bandoneonista Leopoldo Federico (Ciudad de Buenos Aires, 12 de enero de 1927 – 28 de diciembre de 2014) , grabó un material que con el correr de los años se convertiría en una pieza de colección.
En 1994, Roque y Españita Vassalli contaron, durante una entrevista en el programa televisivo «Piedra libre» de Eugenio Salerno trc (Firmat), lo que sucedió la noche en que «El varón del tango» les obsequió un recital íntimo.
“Fue a las tres de la mañana cuando terminó el baile en el club Argentino. Comimos un asado con toda la or-questa. A él le gustaba cantar para los amigos. Cuando empezó le dije que lo iba a grabar. Grabé muchas piezas pero muchas se borraron, y solo quedó el pedacito ese. Estuvo cantando toda la noche, como dos horas. A él le gustaba mucho esa grabación, porque decía que cuando cantaba para cobrar era distinto que cuando cantaba para los amigos, porque lo hacía más con gusto”, relató don Roque Vassalli. “Julio estaba chocho con la grabación. Fue la última antes que se matará”.
Durante la charla con Salerno, don Roque, confesó que cuando escuchaba ese disco “se emocionaba”. La captura del paisaje sonoro de aquella inolvidable sobremesa se convirtió más tarde en un disco llamado “Mi noche triste”. Esto sucedió porque el empresario y dirigente local le entregó la cinta de la grabación al representante del cantor. Antes que se la publicara Discos CBS fue difundida en radios de Buenos Aires, siendo un gran suceso. La grabación fue realizada en un grabador Grundig, fabricado en Alemania.
Don Vassalli siempre recordó “La noche de la grabación estaba el amigo Galeano (Scenna), ya que Federico no había podido bajar el bandoneón de su auto, y él le prestó el suyo. Fue una noche maravillosa”.
Julio Sosa fue muchas veces a la casa de su amigo Roque, quien solía contar como se conocieron “De joven, Julio Sosa cantaba en un saloncito frente al teatro Maipo. Una noche yo me arrimé, lo saludé y le pregunté si salía de gira y él me dijo que solo trabajaban en Buenos Aires. Yo fui dos o tres veces más con mi señora, volvimos a hablar cuando estaba con la orquesta y lo contraté por 90 días en Radio El Mundo para un programa que auspiciaba la empresa”
“Yo estaba cuando murió. Tras el accidente nos avisaron que estaba muriendo entonces agarré el avión y fui. Estaba con el doctor Matera que lo iba a operar pero dijo que no había operación que valga. Murió agarrado de mi mano. Él respiraba nomás y solo el corazón le funcionaba. Yo estuve tres horas con él, estaba sin conocimiento. Murió ahí, yo lo vi morir”.
Por qué canto así
Musica: José Razzano (1935)
Letra: Celedonio Flores (1925)
Adaptación: Julio Sosa
Pido Permiso señores, este tango habla por mi y mi voz entre sus sones dirá, dirá porque canto así
Porque cuando pibe, porque cuando pibe me acunaba en tangos
la canción materna que llamaba al sueño,
y escuché el rezongo de los bandoneones
bajo el emparrado de mi patio pobre.
Porque vi el desfile de las inclemencias
con mis pobres ojos de llorar abiertos,
y en aquella pieza de mis buenos viejos
tuvo la pobreza su mejor canción…
Y yo me hice en tangos,
me fui modelando en barro, en miserias,
en las amarguras que da la pobreza,
en llantos de madres,
en las rebeldías del que es fuerte y tiene
que cruzar los brazos
cuando el hambre viene…
Y yo me hice en tangos,
porque el tango es macho, porque el tango es fuerte,
tiene olor a vida,
tiene gustoa muerte…
Porque quise mucho, porque me engañaron,
y pasé la vida masticando sueños…
Porque soy un árbol que vivió sin flores,
porque soy un perro que no tiene dueño…
Porque tengo odios que nunca los digo,
porque cuando quiero, porque cuando quiero me desangro en besos…
Porque quise mucho y no me han querido…
¡Por eso canto tan triste, por eso!
Publicación «Berisso» de Buenos Aires.
PA’QUE SEPAN COMO SOY!
Por Julio Sosa
Antes de dar comienzo a mi charla de hoy, quiero dejar aclarado un detalle. En uno de los números de «BERISSO», no estuve con uds y les confieso que fué por culpa mía únicamente, ya que mi negligencia, puso plomo en mis manos y en mis recuerdos… De ese modo me atrasé y no cumplí como debía con Uds., mis amigos lectores. Hago es ta aclaración por si mi ausencia en el número 8 pudo empañar el concepto de seriedad que ostenta BERISSOy que tan justicieramente merece. La dirección del diario perdonado y espero que ustedes también lo harán… ¡Gracias desde ya!..
Y ahora continuemos. Habíamos quedado en que mi permanencia en la Armada había durado dos años. Dos años que me parecieron suficientes para probarle a mi tío que yo también estaba hecho de madera dura… Y cuando ya estaba probado mi ascenso a cabo, solicité la baja y me retiré, pese a las palabras de mis superiores, entre ellos el alférez Ravenna, hoy capitán de Corbeta, excelente hombre de quien conservo una impresión de rectitud y bondad, quien trató por todos los medios de disuadirme, destacando para ello que la época más difícil ya había pasado para mí, puesto que mi ascenso a cabo me liberaba de las mayores penurias de la vida militar. Pero, a pesar de todo, renuncié, causando con mi decisión un gran disgusto en mi casa. Y comenzó nuevamente la odisea del canto.
Mi vocación, muerta durante dos años a fuerza de plantones y marchas, resucitó con más ímpetu que antes, y comencé a cantar con una orquesta de mi pueblo. La orquesta de Carlos Gilardoni.
¡Gran muchacho Carlitos! ¡Todo corazón! Grandote de cuerpo y alma . ¡Si lo habré «mangado» en esas Inolvidables jornadas de «coneja aguda»… Me parece verlo aún trás de sus bigotes, desafinando con su violín, que chillaba como un gato apretado por un baúl,
Pero si fallaba con las cuerdas de su instrumento, no fallaba, en cambio, con las cuerdas de su corazón de muchacho sensible y bueno- Ojalá que el silencio en que caemos todos los que partimos, ese silencio que parece olvido, pero que no es sino la consecuencia inevitable de otros ambientes, con sus nuevas costumbres e individuos, no le haya quitado valor en tu concepto a mi amistad que siempre te recuerda amigo mío, por sobre los años y el silencio…
Dos años permanecí en esa orquesta amenizando bailes, casi todos en el campo.
Gilardoni transportaba toda la orquesta en su viejo automóvil «Buick» modelo 28, donde íbamos todos apretados como «insectos» en costura… Llegábamos al baile y actuábamos casi sin intervalos, pues la orquesta era típica y también de jazz… En determinado momento, se cambiaban los instrumentos y se atacaba con la música gringa… Carlitos empuñaba entonces las maracas. Recuerdo que en un baile que amenizamos en un pueblito y estando en boga el famoso fox-trot «Zapateando suavemente», luego de haberlo ejecutado a pedido por séptima vez, se acercó al palco forma do por dos mesas de billar juntas, un paisano, y me dijo: «A ver, che, botija, decile a los musiqueros que se toquen un «fostresito»… ¡Ojo! ¡Chiste!
Camino de Villa del Parque, al volante del lujoso auto italo-alemán DKW Coupe Fissore rojo, chocó a considerable velocidad contra el semáforo de Avenida Figueroa Alcorta y Mariscal Castilla (ciudad de Buenos Aires, Argentina) el 26 de noviembre de 1964.9 El auto pasó sobre el monolito que resguardaba el semáforo (que quedó quebrado) y paró contra el Arzobispado Ortodoxo, 50 metros más allá.
Fue internado en el hospital Fernández y trasladado al sanatorio Anchorena, a las 7 AM. Tenía hundimiento de 4 costillas, lesión grave en el pulmón izquierdo y conmoción cerebral. Por la tarde lo operaron dos veces para liberar un pulmón de la presión de dos costillas, pero murió a las 21.30 del 26.
El periodista Eduardo Parise (Diario Clarín) cuenta que esa noche, «partió de una cantina del Abasto llamada “El varón del tango”, donde despedían a un compañero de la orquesta, que se casaba. Y que en su deportivo DKW subieron la cantante Marta Quintana y otros dos amigos. Julio estaba mal porque quería que esa comida se hubiera hecho en otro lado. Como manejaba con vehemencia, a las pocas cuadras los dos amigos se bajaron. Quiso ir a un hotel con Marta y, como discutió con el conserje, no lo dejaron entrar. Entonces, dejó a ella en su casa en Sarandí y México y enfiló hacia la Costanera, para ir a comer al Carrito 7 (estaba en Salguero y el río), donde era habitué para sus atracones que en una comida podían incluir cuatro bifes de chorizo o tres platos de fideos y de postre doce flanes o dos latas de duraznos en almíbar. Nunca llegó».
Su esposa, Susana Merighi, afirmó tiempo después, que el coche de su marido había sido embestido por otro vehículo antes de chocar con el semáforo, dicha declaración tuvo como base un peritaje mecánico y dio lugar a un nuevo sumario caratulado como «Homicidio Culposo».
El sepelio y cortejo fúnebre
El sepelio se realizó primero en el Salón La Argentina, pero la cantidad de público hizo que se lo trasladara al Luna Park (por gestión de Hugo del Carril), de donde el cortejo partió a las 16 del 27 a pie por Avenida Corrientes para llegar a Chacarita. El auto fúnebre que llevaba el ataúd es asaltado por la multitud que lo baja en la mitad del camino y lo lleva a pulso por la mítica avenida. A las 22.10 bajo una lluvia torrencial. llega al cementerio de la Chacarita, que estaba cerrado. El traslado desde el Luna Park a la Chacarita tardó más de siete horas, en el que no faltaron los incidentes con la policía.
Los efectivos policiales tuvieron que impedir la entrada del tumultuoso público a quien arrojaron bombas de gases. Ya cerrado, tuvieron que enterrarlo en la mañana del 28 de noviembre.
Casualmente horas antes del accidente había participado en un programa de Radio Splendid, donde interpretó el tango «La gayola», interpretada muchos años antes por Carlos Gardel, que en su última estrofa el tango dice:
«Estoy contento que la dicha a vos te sobre, voy al campo a laburarla, juntaré unos cuantos cobres pa’ que no me falten flores cuando este dentro del cajón».
Museo Julio Sosa | Las Piedras (Canelones, República Oriental del Uruguay)
El Museo Julio Sosa es un espacio cultural y museo relacionado con la cultura uruguaya, dado que su objetivo es valorar las tradiciones musicales a través de un homenaje a Julio Sosa, uno los principles cantantes de tango de Uruguay que triunfó en Argentina.
El museo se encuentra ubicado en las calles Av. Artigas y Manuel Oribe en las instalaciones del Hipódromo de Las Piedras, en la ciudad de Las Piedras (Uruguay), Canelones, Uruguay.
Es administrado por la Comisión Honoraria del Patrimonio Departamental de la Intendencia Municipal de Canelones.
El museo posee un gran acervo de objetos, trajes, imágenes e información de prensa relativa a Julio Sosa, denominado el «Varón del Tango». Cuenta con la curadería de María Eugenia Grau.
Muestras de documentos y objetos pertenecientes al «Varón del Tango» en el Museo Julio Sosa
Cuenta con una muestra del artista plástico Roberto Sabán denominada “Tango y Pincel” con técnicas de oleos y collages tomando como tema el tango.3
La unidad temática y técnica de la muestra de Sabán constituye un homenaje al tango de arrabal y de piringundines, con poco acompañamiento instrumental, en sus óleos y la figura de Carlos Gardel y principalmente la de Julio Sosa en sus collages.
Dos horas antes del alba por Julio Sosa
Julio Sosa publicó el l8 de febrero de 1964, su único libro de poemas: Dos horas antes del alba, que prácticamente sin publicidad fue un éxito de librería. Dejó impresos en aquellos versos una faceta de su alma inquieta y soñadora. Mostraba en sus pormenores casi grotescos realidades que lo asqueaban, y también describía con maestría personajes de un acontecer angustiado y problemático. Puede extraerse de su lectura la amarga visión de Julio Sosa con respecto del mundo que lo rodeaba. Su destinatario fue él mismo: Julio, sin exageración fue siempre un hombre en busca de sí mismo.
Presentación de labra. Prólogo escrito por el artista:
Dos horas antes del alba
Palabras del autor
Amigo lector:
Poder escribir ha sido siempre una válvula que alivió la tensión de volcánicos estados anímicos o mortales depresiones morales.
Cuando mi alma a punto de asfixiarse o mi corazón a punto de estallar bajo el mandato de la alegría o el lapidario peso del dolor (más por éste que por aquellos), necesitó de la sangría que la aliviara, mi pluma obró el milagro de devolverme la paz, me enseñó a enfrentar la vida con más valor y a mirar a mis semejantes con ojos más buenos.
del dolor (más por éste que por aquellos), necesitó de la sangría que la aliviara, mi pluma obró el milagro de devolverme la paz, me enseñó a enfrentar la vida con más valor y a mirar a mis semejantes con ojos más buenos.
DOS HORAS ANTES DEL ALBA no na nacido para desafiar la crítica, constructiva o no… No pretende reunir en sus páginas modesto o desmesurado valor literario, pues tampoco puedo afirmar si está bien o mal escrito; pero puedo jurar, en cambio, que es un libro sincero.
DOS HORAS ANTES DEL ALBA es sólo un puñado de gritos rebeldes o resignados que saltaron de mi garganta a mis manos, para quedar en las tuyas y en favor de tu buena voluntad…
Acéptalo, pues, con la natural amistad con que te lo ofrezco, y si sus páginas logran el milagro de cautivar tu atención, mi libro y yo nos sentiremos generosamente recompensados.
Julio Sosa
A ti
Llegaste a mis tinieblas como enviada del cielo.
Tus manos de alabastro curaron mis heridas.
Y oí los cascabeles de olvidados anhelos que habían enmudecido en medio de mis ruinas…
Me diste una esperanza poblada de inquietudes. Un amor vacilante de dudas, de temores…
Una paz temblorosa que muere si me huyes y resucita en risas cuando a mi encuentro corres.
Y en el fugaz instante de esa rara alegría la noche ya no existe, el tiempo se detiene y se anida en mis ojos la luz de un nuevo día…
Mi corazón cansado es un niño que espera fervoroso a tus plantas con pasión enfermiza.
No le niegues, amada, tu adorada presencia.
Por lo que tú más quieras, no le quites la vida…
El error
El erótico error de mis padres me dio luz, yo me llamo Fracaso… es mentira que tengo otro nombre por más que lo diga, lo grite o lo ladre el severo y absurdo papel de un juzgado…
Fui un orgasmo fatal de un momento fui un instinto morboso y malsano y pasé de mi padre a mi madre por un tubo convulso y enfermo una noche, hace ya treinta años…
Pude estar encerrado en el vidrio de la feria brutal de algún sabio. Por error he nacido y existo sin poder ayudar a la ciencia conservado en el fondo de un frasco…
Pude ser una obra suprema de monstruosa fealdad, una bestia, pero tengo un defecto que impide consumar tan macabra belleza… Y es que en mí, tan deforme y enfermo
puso Dios con crueldad manifiesta la espantosa salud de un cerebro…
Himno a la virgen mía
Se han quebrado tus alas que han caído a la tierra como dos blancos pétalos arrojados al viento. Y tu imagen augusta, adorada y eterna brota insomne y doliente de mi cruel desaliento…
Una noche muy negra se detuvo en mi alma dibujando con sombras tu sonrisa cansada y tus manos de santa que cubrieron mis lágrimas no acarician mis sienes en la triste alborada…
Maravilla de novia sin pasiones ni sexo que viviste callada, ignorada y sufrida, tu abnegado calvario de final sin regreso hasta el postrer instante de tu brusca partida.
Te llamó Dios al cielo cuando vio que eras mía… me castigó implacable cuando observó tu pelo que en los mejores años de mi vida egoísta yo había transformado en un gris ceniciento…
Y te fuiste, joh, Madre!, en silencio… sin quejas y me has dejado solo, aturdido y cobarde, errando pavoroso en esta casa vieja donde aprendí a quererte ya demasiado tarde.
Madre…
Haz que vuelvan tus manos en el tenaz insomnio de mis noches tan largas, tan amargas y frías.
Madre…
Haz que vuelvan tus ojos a vestir el otoño de mi vida que muere sin tu amor, virgen mía…
Madre…
Haz que vuelvan tus besos en la brisa que pasa, que retorne tu acento en las voces del río… mientras vierto este llanto que mis ojos abrasa.
Santiago Arrieta | Leopoldo Federico | Roberto Grela
En 1965, al cumplirse el primer aniversario, la compañía produce un disco doble con cuatro temas, de esta obra en la voz del actor uruguayo Santiago Arrieta, amigo de Julio Sosa.
El Texto de en la contratapa de este disco doble, dice lo siguiente:
Con el arribo del primer aniversario de la muerte de JULIO SOSA, hemos querido traer a consideración del público una faceta poco conocida del gran cantante desaparecido, su innegable condición de poeta. Estas poesías han sido publicadas en su libro «Dos horas antes del alba»; son de hondo dramatismo, impregnado del sabor amargo de una vida dura. Emocionan pro fundamente, porque el hombre fuerte y franco que fue JULIO SOSA está presente en cada palabra de esta experiencia auditiva.
Un acierto ha sido la voz de SANTIAGO ARRIETA, quien leyó estas poesías desde una copia del libro que lleva como dedicatoria en puño y letra de SOSA, lo siguiente:
«Querido Santiaguito:
Recíbelo con todo mi afecto. Tan grande es el mismo, que hubiera deseado ser tu hijo»
Como marco, y dando clima a estas recitaciones, se han unido dos valores del tango. Uno, el amigo inseparable que siempre acompañó a SOSA en sus grabaciones como solista, LEOPOLDO FEDERICO, tocando el bandoneón, y el otro, nada menos que ROBERTO GRELA, haciendo hablar su guitarra al compás de los versos.
Las cuatro obras que hemos elegido, son: «Himno a la virgen mía», donde SOSA demuestra su intenso afecto por su madre y por todas las madres»; «No me pidas amor», donde habla de la desilusión de una pasión pasajera; «Naipes rojos», es el relato dramático de un partido de naipes que culmina con la muerte, y «Amistad negra», un monólogo de un hombre a solas con su revólver.
Julio Sosa | Julián Centeya | Leopoldo Federico
Este trabajo de Julio quedó grabado con su voz. Fue a fines de la década del 60, cuando Julián Centeya cumplió con el sueño de realizar un homenaje a Julio Sosa. Para ello requiere la colaboración de Leopoldo Federico, realizando un nota periodística; y para que, a lo largo del LP realizara la cortina musical a cada poema de Julio que recitaría Jualián Centeya. La obra se inicia con un poema dedicado al gran cantor que es autoría de Centeya, luego sobreviene la nota mencionada a Federico y luego se suceden los poemas de Julio Sosa en la voz de Centeya.
Este texto figura en la contratapa de la obra:
Hay hechos, hay cosas, que determinan acontecimientos que siempre parece que han sucedido recién. Vale decir que el tiempo parece haberse detenido en la vecindad memoriosa de lo acontecido. Esto bien vale para Julio Sosa y su creada muerte. Bien lo sabemos, ahora que esto es todo su después. Porque lo tenemos, lo seguimos teniendo, no sólo cuando su grabada voz nos sorprende desde la milagrería del fenómeno del disco o bien nos sale al encuentro su imagen en un detenido fotograma. Julio existe vive! y es por esto que es una razón que está! Julio llega y nos asiste en la diaria, como repetida conversación accidental, que tiene por escenografía la calle que fuera su mundo mejor, el ángulo en sombra de un último café, vale decir alli, donde el pueblo está instalado en carne y hueso. Y es asi como se lo nombra, menciona y evoca de bondad sin orilla, en amplitud de generosidad sin poses ni estudio, desde y con la integridad de una personalidad sin parecidos; tal como era, como se mostraba, como se sentía para hacerse sentir. Sin una pequeñez. Y con el don maravilloso de una incorregibilidad que nos lo mostraba tan joven! Siempre parecía que acababa de llegar de su Montevideo bien que rido y de donde venía de cantar en lo de Gil», café mitológico que estaba en la plaza Cagancha donde hay historia del bandoneón de Carusito, de In guitarra de Mastra, del piano del Lalo Etchegoncelay, de alguna milonga de Pintín Castellanos, de la voz de Fiorentino y de alguna recalada a contramano de Pichuco.
Qué bien -por tan nuestro- nos quedaba Julio Sosa! Qué identificación sin fatiga alguna con el espíritu de nuestra ciudad que hizo suya hasta el último merecimiento. Ciudad que vivió en plenitud de comprensión, con ancho sentido de juventud. Desde los dias de la pensión incierta y las noches de su labor en un café mistongo del barrio Chacarita donde «lo inventa» el bueno de Hormaza-Hormazita y lo trae al centro para vincularlo a Pontier y a Francini, que entonces tenían orquesta y tallaban fuerte y parejo. Y a partir de allí nace su historia grande que derivaría, en calidad de solista, al lado de Federico, fueye cadenero, goteador de la otra ternura, acariciante y desgarrador. Suya fue-bueno es repetirlo esa pequeña e inmensa gloria que como domicilio de los que quiere, sabe inventar el pueblo. Pero todo eso, toda su fama de cantor, no le desterró de si mismo el poeta que era y que como tal se manifestaba. En este sentido, como hacedor de versos, creador de su poesía, aquí lo tenemos. Y así nos vuelve a vivir ahora que lo tomamos desde las páginas de su único libro que quiso titular «Dos horas antes del alba» con toda la fuerza de un dramatismo lírico acentuado de originalidad que no puede discutirse y menos negarse. Toda la belleza lírica de una gran parte de su breve obra está dicha por Julián Centeya en este L.P. y consignamos, amén de otros méritos del decidor, la dignidad puesta en juego y que es un factor de orden y carácter primordial.
Aquí está, pues, Julio Sosa, con trozos de su voz, y personal acento con sus versos. Desde estos dos fijados elementos nos llega con su personalidad vigorosa y el fenómeno de la propia supervivencia canta en oros de triunfo su cualidad de ganador.
Las Piedras | Canelones | República Oriental del Uruguay
En 1965, a un año de su muerte en una calle de Buenos Aires, Julio Sosa ya se erige en bronce frente a la plaza principal de las Piedras, su pueblo natal del Uruguay. Su estatua fue inaugurada el 20 de noviembre, mientras la madre dolida, lloraba al pie del pedestal y el pueblo entero la rodeaba como un solo e inmenso corazón palpitante de devoción. Solo cinco meses bastaron para concretar la idea del monumento, mediante el acopio ininterrumpido de diversos objetos usados de bronce, que el artista transmutó en imagen. Así nació, de la entraña popular, la estatua del varón del tango, que ahora canta desde el bronce levantado en la Plaza de las Piedras.
Barrio de Banfield | CABA
El Club Atlético Banfield, lo considera al cantor Julio Sosa como ciudadano distinguido de esa comunidad y le adjudica pertenencia al patrimonio cultural del barrio.
Dicen los ciudadanos de Banfield, “El Varón del Tango” fue también vecino nuestro. Para fines de la década del 50′ el uruguayo naturalizado banfileño, que vivía aquí, salía caminando hasta la estación donde se tomaba el tren porque según el era mejor ir al centro en ese medio que en su auto. En el andén de la estación ferroiaria se realizó un mural por los artistas visuales de Cultura Banfileña para recordar al inolvidable Julio Sosa.
Barrio de Saavedra | CABA
Saavedra es uno de los 48 barrios que componen la ciudad de Buenos Aires lleno de tango, fútbol, e historia. En ese querido lugar tanguero de Buenos Aires hay una plazoleta dedica a Julio Sosa.
La plazoleta está ubicada en avenida Dr. Ricardo Balbín, entre Nuñez y Washington
Barrio de Palermo (Palermo Chico) | Figueroa Alcorta y Ramón Castilla | CABA
Julio Sosa «El varón del tango» es una placa de mayólica ubicada en Av. Figueroa Alcorta y Mariscal Ramón Castilla. Esta fue donada por el escritor Pablo Buffa autor de «El varón del tango»y el coleccionista, de Julio Sosa, Ricardo Albanese. Al pie dice «1949, 58 años de tu llegada a la Argentina y 1964, 43 años de tu desaparición física». La placa fue inaugrada el 19 de octubre de 2007.
Ricardo Albanese es el mayor coleccionista argentino de artículos que habría pertenecido a Julio Sosa, tiene en su poder el molde de la escultura emplazada en la ciudad de Las Piedras (ROU), donada por la mujer del artista, coliilas de cigarrillos que se hallaron en el automóvil, el volante del DKW coupe, la insignia de la marca del auto,el sombrero que Julio usó para la película «Buenas noches Buenos Aires», dirigida por Hugo del Carril, la chapa númerica de Helguera al 2440, camisas y corbatas que le dio la viuda, y otros objetos que hicieron al cantor en vida. Los objetos han sido exhibidos en el Museo de la Ciudad, en el 2004.
Villa del Parque | CABA
En la tarde del 1 de de diciembre de 2014, se llevó a cabo un merecidísimo homenaje a Julio Sosa, “el varón del tango”, con motivo de cumplirse 50 años de su fallecimiento.
Más de 150 personas se reunieron en la puerta de lo que fuera su último domicilio, en la calle Helguera 2440, donde la Comuna 11 colocó una baldosa en la vereda que fuera, por obra del destino, la última que pisaría antes de su trágico deceso. Esta fue donada Luis Biggio (impulsor del homenaje) y Ricardo Galmarino (artista plástico).
Publicaciones
Este libro, escrito por Pablo Buffa, de 171 páginas, publicado en 1990 por Editorial Corregidos (Argentina), es una excelente síntesis de esta gran figura del cancionero popular.
Escribe Pablo Buffa : «A 26 años de su ausencia y en la plena vigencia de su voz, llega este libro que nos trae en sus páginas la documentada vida y trayectoria artística del cantor uruguayo, para beneplácito y conocimiento de todos sus admiradores del mundo entero.
Arraigado en Buenos Aires durante muchos años, Julio Sosa fue el último ídolo auténtico que tuvo la canción popular ríoplatense. El que con su vigoroso y personal estilo interpretativo y su figura y recia voz de cantor, unida a un buen repertorio, en la década del 60 logró atraer a la juventud y ganar adeptos para las filas del tango.
Sus luchas y afanes por llegar. Sus amores y sus resonantes triunfos de cantor y grabaciones de discos Sus etapas como vocalista por distintas orquestas típicas; Carlos Gilardoni, Hugo Di Carlo, Luis Caruso (Carusito), Francini-Pontier y como solista formando su propio rubro con Leopoldo Federico, hasta su trágico final».
Todo está en esta obra, que Ediciones Corregidor pone en sus manos para recordar a «Julio Sosa, el Varón del Tango», con nostalgia y emoción.
El soñador, el cantor popular que arrastró multitudes, nos legó de su matríz de talento, su vocación por las palabras en torno a los sentimientos más profundos, que un ser humano puede reservar para si, los confiesa, mostrándose en una dimensión paralela a la del cantor, dando lugar al poeta.
Sin dudarlo Julio Sosa «El varón del tango» no solo es la gran voz tanguera del Uruguay, sino que junto a los argentinos Alberto Castillo, Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche «El polaco» y Rubén Juárez son las últimas grandes figuras, los últimos cuatro grandes cantores de tango del Siglo XX.
Afirma el escritor Pablo Buffa. «Julio Sosa fue el último ídolo popular que tuvo la canción rioplatense»
Federico Silva, periodista, autor y compositor, es res ponsable por muchos de los éxitos tangueros a nivel internacional de las últimas dos décadas.
Enamorado del género, conduce programas especializados de radio y TV con enorme audiencia, en la ciudad de Montevideo. Y, empeñado en dejar constancia de sus investigaciones y el hecho de haber sido -y seguir siendo- durante tantos años testigo de primera mano del quehacer total de la música típica, decidió que tal experiencia no debía perderse.
Su primer trabajo como escritor fue “Informe sobre Gardel”, un ensayo que mereció la distinción anual en esa categoría por la Intendencia Municipal de Montevideo. Luego, el turno fue para “Informe sobre Troilo”. Y luego, este “Informe sobre Sosa”-tercero de la serie- un trabajo apasionante que cubre toda la vida y trayectoria del idolo, escrito con la minuciosidad y personal estilo de Federico Silva.
¡Al gran cantor popular, al varón del tango, gracias por tanta entrega, fervor, pasión y amor por el tango!
Fuentes: Libro “Julio Sosa. El Varón del Tango” de Pablo Buffa, publicado por Ediciones Corregidor de Argentina, en el año 1990 / Museo Julio Sosa / Las Piedras (ROU) / Ricardo Albanese / Diario Clarín / DKW / Omar Doglio / Wiikipedia / Todo Tango / Dr. Luis Alposta
RAULDELOSHOYOS.COM-SITIO CULTURAL–SIN FINES DE LUCRO
Es fundamental que los archivos sonoros, gráficos y audiovisuales sean considerados un bien cultural.
La UNESCO ha elaborado recomendaciones para la salvaguardia de estos materiales como parte de la memoria
del mundo. Algunas políticas culturales han permitido tomar cierta conciencia de las pérdidas y cómo poder frenar el deterioro de los archivos sonoros, gráficos y audiovisuales, sobre todo de aquellos que se encuentran en una irreversible obsolescencia como lo son los soportes analógicos, o los que tienen como soporte el papel. (Ver Textos fundamentales de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial 2003: https://ich.unesco.org/doc/src/2003_Convention_Basic_Texts-_2018_version-SP.pdf) La era digital que nos atraviesa permite disponer de novedosas herramientas que podemos aplicar para atesorar y resguardar todo, con la participación de la comunidad y decisiones políticas en la misma dirección.
Cada tango es una historia
En cada tango un pedazo de historia, un renglón de vida que los músicos, poetas y letristas componen bellamente para trenzar los renglones de tinta virtual y quedar mirándonos en este espejo musical del amor y los actos humanos. Y que no falte nunca el abrazo tanguero.
rauldeloshoyos.com es un sitio web NO comercial, por lo que los materiales publicados tienen como único cometido informar sobre la obra de Raúl Joaquín de los Hoyos, conocido artísticamente como Raúl De Los Hoyos, el tango, sus letristas e intérpretes, difundir el Patrimonio Cultural de Saladillo y entretener a toda persona que lee la página.
Raúl Joaquín de los Hoyos es Patrimonio Cultural de Saladillo (2018) y Ciudadano Distinguido Post Mortem (2019).
Luis Perrière