DÍA NACIONAL DEL TANGO | BEN MOLAR

11 DE DICIEMBRE (Parte I) | El origen de la fecha

La visión de un gran productor fonográfico

Día nacional del Tango: ¿Por qué se celebra el 11 de diciembre?

Una noche de 1965, el compositor y productor artístico Ben Molar , cuyo nombre real era Moisés Smolarchik Brenner, estaba en camino a la casa del director de orquesta y compositor de tango Julio De Caro, para festejar su cumpleaños, cuando se le ocurrió una idea. Se dio cuenta de que el 11 de diciembre coincidían los cumpleaños de De Caro (1899) y de Gardel (1890), los mayores exponentes de dos vertientes del tango, símbolo de la cultura nacional. Julio De Caro era la música. Gardel, la voz. Así es que tomó la iniciativa: ese mismo año, Molar presentó a la Secretaria de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires la propuesta de declarar el 11 de diciembre Día Nacional del Tango en homenaje a ellos.

  • Luego de nueve años de haber presentado la propuesta  y en conformidad con importantes entidades artísticas, el 29 de noviembre de 1977 la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, por Decreto Nº 5830/77, establece la fecha como “Día del Tango”. Ben Molar pidió también el reconocimiento a nivel nacional. Fue así que días más tarde y por Decreto Nº 3781/77 del 19 de diciembre de 1977, quedó establecido el 11 de diciembre como “Día Nacional del Tango”.

 

 

 

¿Quién fue Ben Molar ?

En el mundo de industria fonográfica Argentina fue uno de los grandes productores artísticos que dio el país. Empresario discográfico, autor, compositor, que nació  el domingo 3 de octubre de 1915, en Buenos Aires y falleció en ésta el sábado 25 de abril de 2015.

No tuve la oportunidad de tratarlo a lo largo de mis más de treinta año en la misma. Solo en una ocasión estreché su mano, cuando me fue presentado en 1984 por Mario Kaminsky dueño de la fonográfica Microfón, al salir de una reuníon de ambos en la  empresa. Su nombre siempre estuvo en boca de todos los que  pertenecíamos a esta actividad. Ben Molar es más que un autor de tango o boleros. Es más que un compositor. Es uno de los importantes nombres de la industria fonográfica  argentina junto a Armando Tagini (Casa Tagini-1913) descubridor de Carlos Gardel productor de sus primeros discos, a el italiano Alfredo Améndola tío de Juan D’arienzo, dueño de Discos Atlanta / 1913 hasta 1917  y  Discos Electra/1923 hasta 1930, el austríaco Max Glücksmann que fue importador en 1904 de Discos Odeón de Alemania, pionero en  en la cinematografía y la fonografía. Introductor de las regalías para músicos, creador de Discos Nacional después Discos Nacional-Odeón. Glücksmann el que le dio al mundo el tango canción con el lanzamiento de «Mi noche triste» por Carlos Gardel, Mario y Nano Kaminsky, propietarios de Microfón, Daniel Grinbank, creador del sello musicográfico Interdisc, empresario, representante artístico y productor de espectáculos argentino, entre otros.

Ben Molar, dueño de Discos Fermata, es uno de los pilares de la promoción de artistas de Argentina y un creador sin límites. Las historias siempre tienen nombres y apellidos, este es uno de ellos dentro de la industria fonográfica y de la trascendencia mundial del tango. No los debemos ignorar.

Ben comenzó a escribir boleros y a llevarles las letras a sus amigos tangueros, pero sin decirles que eran suyas. “No creí que a ellos les interesase cantar boleros escritos por un argentino, así que decidía firmarlas como «el hijo de la muela», es decir Ben Molar. Luego de mucho tiempo se enteraron que era yo, y así me llaman hoy, en todas partes del mundo. Con este nombre hice letras que se cantaron mundialmente, la verdad que soy un suertudo, porque los dos más grandes cantantes mexicanos interpretaron con mucha repercusión mis letras, Juan Arvizu (tenor mexicano  como»el de la voz de seda»), hizo ‘»Sin importancia’»y Pedro Vargas «Final’»y ‘»Volvamos a Querernos». Me hace llorar decírtelo en este momento, fui un ídele suertudo, porque «Final» también tuve la suerte de que la cantara uno de los más grandes cantantes de la Argentina de ese momento, el español Gregorio Barrios y fue un éxito tan tremendo, que cuando iba por la calle me paraban y me cantaban un trozo, o me aplaudían. Y aunque al día de hoy no tengo toda la suerte que tenía entonces, todavía me suceden cosas como la del chofer del taxi que me trajo hasta aquí, que no hizo más que hablar de un montón de cosas que yo hice. Y cuando le pregunto cómo sabía tanto, me dice que era de Villa Crespo y que ahí se me tiene muy en cuenta, esos son regalos de la vida, que me hacen llorar.”

Al mismo, tiempo, y aprovechando sus ya estrechas relaciones con la comunidad artística, comenzó a promover y producir cantantes que al cabo se unos años se transformaron en las máximas figuras de la música popular argentina. “Conocí gente que al acercarse al artista coparticipaban de sus ganancias, pero yo nunca recibí ni un centavo de los que empezaban, como Sandro, que comenzó cantando siete canciones mías. Yo me peleé con la compañía de discos (CBS-Columbia) para que pudiera grabar solo, porque lo querían hacer grabar con un grupo que no recuerdo como se llamaba, pero yo lo quería como solista, y cuando les dije que entonces me lo llevaba a otro parte, ahí aceptaron. Luego a Sandro se le acercó un productor que con el tiempo me enteré que le quitaba el 50% de las ganancias. Sandro igual no volvió, que en paz descanse, pero nunca se acordó de decir que su carrera comenzó conmigo. También las primeras letras que Palito Ortega grabó fueron mías, pero todavía no era Palito, tenía otro seudónimo (Nery Nelson). Y Las Trillizas de Oro fueron otras de mis creaciones”, al tiempo que confiesa uno de sus secretos para atraer a semejante cantidad y calidad de artistas. “Un rasgo que me enseñaron mi papá y mi mamá, era que tenía que pisar en la tierra, nunca decir que estoy medio metro más arriba. Y yo logré demostrarles eso a los que estaban a mi lado, que también tenían que pisar en la tierra, con toda humildad”.  «Un día me dijeron que me quería hablar un señor que había venido de Ecuador a cargo de la compañía RCA Victor, que en aquel entonces quedaba en la calle Bartolomé Mitre al 1900. Se llamaba Ricardo Mejía. El quería lanzar con barullo la orquesta de Ricardo Tanturi y otra que ahora no recuerdo cuál era. Yo le dije: “Pero ahora viene una nueva manera de cantar. Juvenil, con más movimiento. Así se armó El Club del Clan. Yo apoyaba a un chico Nery Nelson, que después se llamó Palito Ortega. Mejía apoyaba al del pulóver de rombos, conocido como Johnny Tedesco«

 

Ben Molar, junto al rocanrollero norteamericano Bill Halley, el trío de niñas argentinas Las trillizas de oro, y al cantor cana-diense Paul Anka.

 

Ben Molar también firmó muchas traducciones de temas exitosos y produjo artistas extranjeros como del el noerteamericano Nat «King» Cole canadiense, Paul Anka, del norteamericana Bill Halley, Neil Sedaka, Elvis Presley, Charles Aznavour, Charles Trenet, Los Beatles. Suss versiones en castellano fueron gran suceso en Argentina y otros países.

A su mamá doña Fanny, la tanguera, le gustaban Bing Crosby y Frank Sinatra. Pero siempre se quejaba: “¡Qué linda canción! Lástima que no entiendo la letra”. Y recuerdo Ben Molar que eso le quedo para siempre. Y recuerda que «Al hacer el servicio militar en 1937, en el Regimiento de Patricios, pensé que había que hacer una canción que nos representara a todos. Porque cada colimba venía de una familia inmigrante diferente. Entonces les hice la letra a dos canciones que eran famosas mundialmente: “Noche de paz” de Franz Gruber y “Repican las campanas” de James Pierpont. En ese momento no tenían letra en castellano. Yo las escribí en un papel y las repartía en las iglesias, la de Canning entre Rivera y Lerma, la de Malabia entre Gurruchaga y Padilla. Y tuve la suerte de escucharlas en muchas partes y tengo una anécdota que, si vos querés, me va a permitir compadrear. Una noche, ya mayor, iba por la calle Florida cuando vi a un cura que estaba con quince o veinte niños. Me paro y escucho que son las letras mías. Me acerco al cura y le digo: “¡Qué lindas letras! ¿De quién son?”. “Yo no sé. A ver, un momentito”, y le preguntó a uno de los chicos, y tampoco sabía. Ese es un regalo que me dio la vida. Un autor famoso me dijo que alguien es feliz si sus canciones se convierten en clásicas y anónimas».

En la década de 1950, creó el sello Fermata, y  siguió creciendo como promotor artístico, descubriendo a otros talentos gigantes dentro de la música popular de Argentina como Mercedes Sosa o Violeta Rivas, la banda de rock nacional Los Abuerlos de la Nada. De gran actividad a cada paso, Ben Molar  era un sinónimo de sabiduría, honestad y gran calidad humana que no dejó de lado ese costado de visionario de su personalidad al que siempre se le da gran valor.  Declaró lo que llevaba dentro: “El haber ido al idische shule ( Colegio) de Murillo me dejó muchas huellas, porque era para mí muy valioso estar en un lugar que era parte de nuestro país pero muy diferente… y siempre festejé el Peisaj y otras festividades, eso estaba candente y fue permanente en mi vida, para mantener ese fuego interior” (Ben Molar).

Su producción ejemplar: «14 con el Tango»

Posiblemente esa mixtura entre todo lo que la comunidad y el país le ofrecieron, le haya dado el tesón para llevar adelante proyectos que nadie hubiera creído posibles.

Para “14 con el tango”, convocó a catorce de los principales escritores de la Argentina, -entre los que se contaban Jorge Luis Borges, Nicolás Cocaro, Florencio Escardó, Baldomero Fernández Moreno, Leopoldo Marechal, Manuel Mujica Láinez, Ernesto Sábato y César Tiempo-, para que redactaran letras que luego musicalizaron catorce compositores –de la talla de Juan D’Arienzo, Julio De Caro, Osvaldo Manzi, Mariano Mores, Ástor Piazzolla, Héctor Stamponi y Aníbal Troilo-, lo que luego coronó con catorce pinturas realizadas especialmente por catorce pintores artistas plásticos entre los que se pueden nombrar a Raúl Soldi, Carlos Alonso, Raquel Forner, Mario Darío Grandi, Julio Martínez Howard, Luis Seoane, y Carlos Torrallardona.

 

 

Logró lo imposible

Había un problema, no existía el Long Play de 14 temas, solo de 12, y aunque todos le dijeron que sería imposible crearlo, Ben consiguió un técnico que logró la proeza. A partir de allí, este tipo de LP se comercializaría en todo el mundo. “Qué lindo que es recordar cosas, momentos trascendentes como los «14 con el tango», que a veces quedan en el pasado, pero es imposible olvidarlas porque son tareas que van a durar muchos años, y te hablo como argentino tanguero ¿eh? No es para compadrear, pero nadie convenció a sus amigos, como Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, Florencio Escardó, o Cesar Tiempo de escribir letras sobre tango como lo hice yo. No fue fácil, recuerdo que Piazzola no quería ser parte del proyecto, yo lo necesitaba, pero él me decía que estaba en otra etapa, haciendo un tango no común, y en una de las visitas semanales que me hacía, le digo, che, decime como era la música esa, que decía, 70 balcones hay en esta casa, 70 balcones y ninguna flor, y ahí me la empieza a cantar. Entonces le digo, Astor, si vos te acordás de algo que se hizo hace 30 años, y haces una melodía para este disco, se la van a acordar dentro de 30 años… y ahí aceptó. Y esa fue una muestra mundial, porque por todos lados se exhibieron esas 14 pinturas con el disco de fondo sonando sin parar. El primer lugar fuera del país en el que produje la muestra fue en un teatro de Tel Aviv, ya que yo quería que Israel fuese el padrino de esa muestra. Luego pasó por Grecia, España, Italia y un montón de países más, y en todos los lugares donde iba y les decía que era de Argentina, me decían ¡Tango!”.

Ben Molar le enseñó a Jorge Luis Borges qué quería decir “Dequerusa, quía es un logi” y “Le shaná habá B’irushalaim”. Para «Catorce con el tango», Borges le entregó la letra de “Milonga para Albornoz”, que salió con música de José Basso. Cuando vivía en Maipú 994, Ben tenía su oficina en San Martín 640, en una vieja casa con entrada para carruajes. Borges subía los veinticuatro escalones que llevaban al primer piso y se hacía poner unas milongas en el combinado.

 

Ben Molar, «14 CON EL TANGO», PORTADA DEL ÁLBUM – Centros de los lados «A» y «B» del disco larga duración de vinilo publicado por el sello FERMATA.

 

Fue por esta experiencia internacional, que Ben se determinó a crear el Día Nacional del Tango.

  • Para Catorce con el tango convocó a 42 figuras de primera línea y creó un LP de 14 temas cuando todos decían que no se podía.

 

Ben Molar unió a catorce poetas, artistas visuales y escritores elegidos entre los más importantes hombres de letras del país. Los poetas y escritores elegidos: León Benarós, Jorge Luis Borges, Nicolás Cocaro, Córdova Iturburu, Florencio Escardó, Baldomero Fernández Moreno, Alberto Girri, Leopoldo Marechal, Carlos Mastronardi, Manuel Mujica Láinez, Conrado Nalé Roxlo, Ulises Petit de Murat, Ernesto Sabato y César Tiempo. Los Artistas visuales: Carlos Alonso, Héctor Basaldúa, Carlos Cañás, Santiago Cogorno, Zdravko Duckelic, Raquel Forner, Vicente Forte, Mario Darío Grandi, Julio Martínez Howard, Onofrio Pacenza, Leopoldo Presas, Luis Seoane, Raúl Soldi y Carlos Torrallardona. Los músicos: José Basso, Miguel Caló, Juan D’Arienzo, Alfredo De Angelis, Julio De Caro, Enrique Delfino, Lucio Demare, Osvaldo Manzi, Mariano Mores, Sebastián Piana, Astor Piazzolla, Armando Pontier, Héctor Stamponi y Aníbal Troilo. Y cantantes: Reynaldo Martín, Aída Denis, Ricardio Verón, Vocal los 5, Enrique Dumas, Paula Gales, Claudio Berge, Héctor Morano.

 

Video – «14 con el tango»-Ben Molar-«Alejandra»- Música: Aníbal Troilo y Letra: Ernesto Sábato-Tango-Canta: Reynaldo Martin-Orquesta Alberto Di Paulo-1966

 

 

 

 

 

 

ALEJANDRA

Letra: ERNESTO SÁBATO

Música: ANÍBAL TROILO

He vuelto a aquel banco del Parque Lezama2.

Lo mismo que entonces se oye en la noche

la sorda sirena de un barco lejano.

Mis ojos nublados te buscan en vano.

Después de diez años he vuelto aquí solo,

soñando aquel tiempo, oyendo aquel barco.

Mis penas sintieron el tiempo y la lluvia,

el viento y la muerte,

ya todo llevaron, [ya nada dejaron.]

¿En qué soledades de hondos dolores,

en cuáles regiones de negros malvones estás, Alejandra?

¿Por cuáles caminos; con grave tristeza, oh muerta princesa?

He vuelto a aquel banco del Parque Lezama

Lo mismo que entonces se oye en la noche

la sorda sirena de un barco lejano.

Mis ojos nublados te buscan en vano.

Ahora, tan sólo, la bruma de otoño,

un viejo que duerme, las hojas caídas.

El tiempo y la lluvia, el viento y la muerte

ya todo llevaron, ya nada dejaron.

 

Día Nacional del Tango

Y aunque le llevó nueve años, también lo logró.  Él lo recordaba así:“Iba todos los días a ver a los diferentes Secretarios de Cultura de la Ciudad, que me decían -quedate tranquilo, mañana está-, pero mañana no estaba. Así que un día le dije a uno, que con o sin día, iba a hacer un evento fenomenal, y claro, a las dos horas tenía la resolución. Un poco después, para fines del 77, comencé a organizar ese evento, y le pedí a mi amigo Tito Lectoure el Luna Park. El me dijo, -Yo te lo doy, pero vas a pasar vergüenza, porque no va a ir nadie-. Al final, metí 15 mil, algunos hablan de 45 mil personas. A cada orquesta y cantante le hacía cantar tangos, pero nada más que dos temas, porque algunos querían quedarse, pero yo le dije a los animadores que después de los dos temas los sacaran corriendo, para que todos puedan participar. El evento duró como cinco horas”. Rápido, Ben aprovechó la movida, e invitó al Secretario de Cultura de la Nación. “Yo sabía que después de ese evento, las provincias iban a querer su día del tango, y entonces en el país se iba a festejar en diferentes fechas. Así que le propuse al Secretario hacer el día nacional, y él me dijo que sí, pero que yo le consiga algo parecido para celebrar esa fecha, entonces armé algo así en el Teatro Nacional Cervantes y lo llevé a Palito Ortega para que lea la notificación del Día Nacional del Tango. Y durante muchos años me llamaron, y me llaman, con anticipación a esa fecha, desde los más increíbles países, para que los ayude a organizar el festejo en su país, lo que es un orgullo como argentino y como tanguero, porque dicho esto con todo respeto y cariño, uno de los enemigos más grandes del tango fue la Argentina, que muchas veces le dio menos importancia al tango de la que se le da en el mundo entero”.

No contento con ese  aporte a la cultura nacional, Ben quiso también homenajear a las máximas figuras del tango, es decir a sus protagonistas. “Yo quería que los cantantes y orquestas tuvieran el agasajo que Buenos Aires le merecía entregar, pero en vida. Así conseguí que los Amigos de la Calle Corrientes me apoyaran en poner primero 24 placas, y un amigo que tenía unos vagoncitos llevó a diferentes orquestas y, desde una cuadra antes de Callao hasta el Bajo, poníamos una por cada autor, como Mariano MoresEnrique Cadícamo, Libertad LamarqueTita MerelloHoracio SalgánRaúl LaviéTania,entre otros. En algunos lugares lamentablemente las han sacado, pero en otros están esas placas que son un reconocimiento a la gente que nos dejó tango para muchos años”. En los años siguientes, Ben también colaboró con la creación de la estatua en el Abasto de Carlos Gardel, a quien pudo observar en una anécdota que quedó inmortalizada casi como una leyenda urbana. “Yo lo conocí a unos metros, aunque él nunca me dijo, como muchos mintieron, ‘como te va pibe’, pero sí lo pude ver porque yo sabía que García Lorca iba a estar en el hall de ese teatro llamado Liceo en ese tiempo, y que iban a ir César Tiempo y Gardel, donde se saludaron. Los Amigos de la Calle Corrientes me dijeron que escriba lo que sucedió para dejarlo en una placa, así que yo les dije: -En el hall de este teatro se abrazaron Carlos Gardel con Federico García Lorca, de la mano del poeta Cesar Tiempo y ellos agregaron ‘testigo presencial Ben Molar-, cuando el teatro cambió de dueño la sacaron y no se sabe dónde está

Una fecha, dos nacimientos y un decreto que desde hace 43 años oficializó la fiesta de una música con raíz africana que es vidriera de la cultura Argentina.

¡Tango! (o tangó) es un término africano, de origen bantú (África central), que los esclavos trajeron de su cultura a Argentina. En el tango se funden el candombe afro-descendiente, la habanera cubana, la milonga rioplatense, la guitarra española, la mandolina italiana, el violín gitano, los violines judíos, el clarinete clásico, la nostalgia italiana, el bandoneón alemán, la impronta parisina, el jazz, la música clásica contemporánea. Es un proceso cultural com-plejo que incluye a al rio de la Plata, la ciudad y el puerto. El tango es una enorme ventana que nos permite acercarnos a la historia socio-cultural de la Argentina.

De esta manera se celebra cada 11 de diciembre el «Día Nacional del Tango» en homenaje al primer cantor de música popular del mundo  Carlos Gardel y al músico violinista, director de orquesta  Julio De Caro de una vertiente evolucionista.  Dos íconos de una de las mayores expresiones musicales del mundo. Además, el tango es, desde el 2009, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (UNESCO).

Ben Molar asumió nuevos desafíos a cada paso, tenía iniciativas y visión de la actividad artística, musical y del espectáculo propias de quien lleva consigo el talento creador, junto su impulso perseverante y  persuasivo.

El gran Ben sigue presente. Vive desde su «fuego interior».

 

 

Diploma otorgado por la «Academia Internacional de Tango Argentino de Salzburgo, Austria

 

 

 

-Ciudadano Ilustre – Reconocimiento de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) / 1997

 

 

Además fue:

Miembro Académico de la Academia Nacional del Tango

-Miembro De la Academia Porteña del Lunfardo

De la Asociación Amigos de la Calle Corrientes

Del Instituto Cultural Argentino-Israelita

Caballero de la Orden del Buzón (Buzón de Oro) del Museo Manoblanca de Buenos Aires, Nueva Pompeya.

-Presidente Honorario de la Asociación Gardeliana Argentina

-Director Honorario de la oficial «Escuela Europea de Tango», creada por la Academia Nacional del Tango de la República Argentina en la persona de su presidente, el poeta uruguayo Horacio Ferrer.

 

 

 

 

Ben Molar  tuvo la idea de recordar para siempre los grandes nombres de la tanguística Argentina. Llevo adelante este proyecto con la colaboración de la Asociación Amigos de la calle Corrientes y el Sindicato de vendedores de diarios y revistas de Capital Federal y Gran Buenos Aires.

Se colocaron en intersecciones de la avenida Corrientes con las calles, desde su inicio hasta Riobamba, placas de bronce que recuerdan a reconocidas figuras relacionadas con el tango, y otros repertorios. Cabe mencionar, entre otras, las siguientes:

 

  • Bouchard: Alba Solís, Alberto Podestá y Domingo Federico.
  • Leandro N. Alem: Jorge Vidal, Julián Plaza y Carlos Alberto «Charly» García.
  • Reconquista: Jovita Luna.
  • Maipú: Roberto Rufino y Antonio Carrizo.
  • Esmeralda: Rubén Juárez.
  • Suipacha: Hugo Marcel.
  • Pellegrini: Raúl Lavié, Nélida Roca, Mariano Barugel y Mosquera Montaña.
  • Cerrito: Virginia Luque y Néstor Marconi.
  • Talcahuano: Enrique Cadícamo, Tania, Florencio Parravicini y Argentino Ledesma.
  • Libertad: Libertad Lamarque y Juan Carlos Copes.
  • Uruguay: Tita Merello.
  • Paraná:, Mariano Mores, Susana Rinaldi y Aníbal Troilo.
  • Montevideo: Raúl Garello y Alberto Castillo.
  • Rodríguez Peña: Beba Pugliese.
  • Callao: Horacio Ferrer y José Gobello.

 

Pero siempre digo: “Sigamos honrando a nuestros muertos gloriosos, pero también a nuestras glorias vivientes” (Ben Molar).

 

Ben Molar, dada su iniciativa se descubrió en la esquina de Corrientes y Esmeralda un placa dedicada al bandoneonista y cantor cordobés Rubén Juárez. La placa dice «»Esquina Rubén Juárez, CALLE DE TANGO. Asociación Amigos de la avda. Corrientes, Sindicatop de vendedores de diarios y revistas de la Capital Federal y gran Buenos Aires – 1999»

 

 

 

«Muchas gracias BEN MOLAR, por todo lo hecho por la música, el tango, los artistas!»

 

RAULDELOSHOYOS.COM-SITIO CULTURAL-SIN  FINES DE LUCRO

Es fundamental  que los archivos sonoros, gráficos y audiovisuales sean considerados un bien cultural.

La UNESCO ha elaborado recomendaciones para la salvaguardia de estos materiales como parte de la memoria
del mundo. Algunas políticas culturales han permitido tomar cierta conciencia de las pérdidas y cómo poder frenar el deterioro de los archivos sonoros, gráficos y audiovisuales, sobre todo de aquellos que se encuentran en una irreversible obsolescencia como lo son los soportes analógicos, o los que tienen como soporte el papel. (Ver Textos fundamentales de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial 2003: https://ich.unesco.org/doc/src/2003_Convention_Basic_Texts-_2018_version-SP.pdf) La era digital que nos atraviesa permite disponer de novedosas herramientas que podemos aplicar para atesorar y resguardar todo, con la participación de la comunidad y decisiones políticas en la misma dirección.

Cada tango es una historia

En cada tango un pedazo de historia, un renglón de vida que los músicos, poetas y letristas componen bellamente para trenzar los renglones de tinta virtual y quedar mirándonos en este espejo musical del amor y los actos humanos. Y que no falte nunca  el abrazo tanguero.

rauldeloshoyos.com es un sitio web NO comercial, por lo que los materiales publicados tienen como único cometido informar sobre la obra de Raúl Joaquín de los Hoyos, conocido artísticamente como Raúl De Los Hoyos, el tango, sus letristas e intérpretes, difundir el Patrimonio Cultural de Saladillo y entretener a toda persona que lee la página.

Raúl Joaquín de los Hoyos es Patrimonio Cultural de Saladillo (2018) y Ciudadano Distinguido Post Mortem (2019).

Luis Perrière

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